viernes, 13 de noviembre de 2009

Reconduciendo el rumbo




Todo a babor o todo a estribor, me da igual, el caso es intentar provocar un cambio. O varios.

Esta semana he decidido empezar a usar una especie de cuaderno. El cuaderno de mis notas. Varias veces, a lo largo del día, tengo oportunidad de "tomar nota", mentalmente, como todo el mundo, pero hasta ahora no lo había hecho de una manera más concreta. Sé que puede parecer una bobada, pero confío en que me va a ayudar. Continuando con el mercadillo de los detalles, me he propuesto tomar nota del resto de mercadillos. Y como tengo memoria pez para según qué cosas, pues me he propuesto escribir esos detalles que me llaman la atención. Además, para cada detalle, tomo nota de que sensación me ha dado, si positiva, negativa o simplemente me ha llamado la atención. Quiero recordar y tener presente lo que va ocurriendo en el día a día y sobre todo hacer una especie de autoexamen. Quiero comprobar, si eso que me ha parecido mal, realmente es así, o realmente soy yo el que en ese momento me lo he tomado mal y a toro pasado lo veo de otra manera. Espero que esto me ayude a tomar otro tipo de actitudes respecto de los demás, según vaya viendo si me he equivocado o no. A veces tomo nota de cosas muy simples, que son casi más de educación que otra cosa, por ejemplo decir al menos "gracias" cuando alguien estornuda y se le dice "salud". Cuando digo muy simples, quiero decir que normalmente no se le daría mayor importancia, pero precisamente, el hecho de anotarlas indica que se la doy. Cuantas menos cosas simples registre, mejor, menos importancia les estaré dando.

Una cosa que me ha gustado, es ver que haya personas que se interesen por ti, por cómo estás en vista de tu mala racha, por así decirlo. No sé si son conscientes de la importancia que ese tipo de detalles tienen para mí, pero son de esos que quedan marcados con letras bien gordotas en lo más profundo de uno mismo. A veces me entran dudas de si tengo amigos de verdad, de esos que se cuentan con los dedos de una mano. Yo sé lo que haría por ellos, pero me asaltan las dudas de lo que ellos harían por mí. Gracias a detalles como los que digo, esas dudas se despejan de golpe, y sigo teniendo confianza en ellos. La confianza... Eso da para un triple post, mejor no sigo por ahí de momento, que sino sale esto mu tocho :P

Siguiendo con los detalles he intentado (a mi manera, ordenador mediante, esto da para otro post jejeje) acercarme a algunos de mis compañeros del trabajo. A ti te pido si tienes no se qué, a ti si sabes donde puedo encontrar no se cuál... el caso es intentar iniciar una conversación y bueno, dejarse llevar un poco y disfrutar de lo que los demás tengan que decir. Y si se puede aportar algo, pues también. Normalmente no suelo aportar gran cosa, pero al menos me gusta que las conversaciones discurran por cauces de humor. Una tontería por aquí, un chiste malo por allá, lo que sea, pero que haya chispa, vida. Eso sí que me gusta. Hoy me han preguntado por qué no eres así cuando estamos todos juntos tomándonos un café o lo que sea. Y no he sabido muy bien qué contestar, creo que me he salido por la tangente con no recuerdo qué (vaya, esto no lo he anotado! jejeje). Creo que son dos cosas básicamente: una, el orgullo estúpido, el que te provoca miedo al ridículo, y otra el no saber, conocer de los temas que se hablan y tener que escuchar y callar. Habría que empezar a solucionar ese miedo al ridículo. Investigando estoy.

Este fin de semana me he propuesto también que voy a intentar airearme un poco. Creo que paso mucho tiempo con el pc, internet y demás, y me estoy perdiendo cosas. Voy a empezar por retomar una cosilla que tenía pendiente hace tiempo y es renovar mi llavero. Algo súper simple que no me llevará casi nada de tiempo, pero que me entretenga hasta que empiece con más cositas. Este finde me voy a desconectar literalmente y a pensar un poco e intentar divertirme otro poco, pero al aire libre.

Veremos si el barco sigue por donde espero. Apuesto todo por mí :)

martes, 10 de noviembre de 2009

Existe la mala suerte?



¿A veces no tienes la sensación de que te ha mirado un tuerto? ¿Que la mala suerte se ceba contigo? Yo la estoy teniendo y ya no sé qué hacer.

Durante la última semana he tenido que ver cómo despachan a un compañero en el trabajo, según el jefucho de turno, "por su actitud". Una persona con quien podía contar, que me entendía, sabía cuándo invitarme a un café, a dar una vueltilla durante el mediodía, me aguantaba (qué importante), me ayudaba... Cómo le echo de menos, qué a gusto me sentía en esos ratos de desconexión. Ya no es lo mismo. Tengo otros compañeros de trabajo, pero casi ni les conozco. Hola y adiós. Y quien sabe si dentro de poco ni eso.

No pensaba yo que me iba a ir peor la semana, después de lo de este compañero, pero resulta que pasados dos días, me enteré de lo que era un síncope por propia experiencia. Llegando al trabajo, me metí en el ascensor, y se ve que el cerebro le debió decir al corazón "quieto parao" y se lo tomó al pie de la letra. Vamos que me dejo de subir sangre de mitá p'arriba y me caí redondo. De recuerdo, me llevo un corte debajo de la barbilla y 5 puntitos de sutura. Lo peor es que tras las pruebas en el hospital se ve que todo está normal, con lo que la cosa queda en simple desvanecimiento por esfuerzo físico. Pues menos mal que no tengo tropecientos años, que si no, a saber. Esto me ha dejado muy preocupado, porque no sé si me puede volver a pasar en otro momento y no hago más que darle vueltas.

Cualquiera que me conoce sabe que soy de hablar poco o nada y escuchar mucho. Soy muy susceptible y me tomo las cosas muy en serio. Donde para otro es un detalle sin importancia, yo tomo nota. Soy muy tímido (la verdad, exageradamente) en parte por una especie de complejo de inferioridad, porque observo y veo que en general estoy rodeado de cerebritos. No en sentido peyorativo, si no tal cual. Observo que la gente es muy rápida de reflejos, pilla las cosas, chistes, gracias al vuelo y hay que disimular con una sonrisa forzada, dando a entender que tú también te has enterado, cuando en realidad no lo has hecho. Noto que no vamos al mismo ritmo, y que no hay sitio para alguien del vagón de cola. Sólo estoy medianamente tranquilo si se habla de algo de trabajo, porque sé que ahí me puedo defender, y aun así a veces también me noto que me quedo atrás y necesito bastante más tiempo para pensar y llegar a una conclusión.

Aunque la verdad es que al menos en el trabajo es dónde realmente tengo oportunidades de relacionarme, porque una vez fuera de allí, se acabó. Del trabajo a los recados, de los recados a casa y de casa al trabajo. Vida monótona donde las haya. Al menos puedo pasar un rato divertido con mi querido mazdita, porque si algo me gusta es conducir. Aunque ahora mismo no pueda, porque no está conmigo. El viernes por la noche, en la autopista, sin farolas y lloviendo tuve un acidente. En una curva se me fue el coche de atrás y creía que me mataba. Choqué con la mediana, choqué con el quitamiedos y ahí me quedé, en medio de la carretera. Aún me duele un poco el cuello, pero quitando eso, no me hice nada grave. El coche se llevó la peor parte. Y otro coche al que aticé por detrás también. Después del papeleo pertinente me llevé de recuerdo una bonita multa por no señalizar bien el accidente. Me puse el chaleco, puse el triángulo y di los intermitentes, peeeeero no di las luces. Ahora estaré un tiempo sin el coche y cuando quiera ir a algún sitio el finde, donde no llegue el transporte público, me acordaré de la mala suerte otra vez y me conozco, me pondré triste...

El sábado es un día de relax, un día de estar tranquilo, de hacer tus cositas con calma, pero como la semana iba de la mala suerte, pues resulta que mi abuela, la única que me queda de los cuatro tuvo un infarto. Ambulancia, al hospital, reanimación, y al final sólo susto. De momento parece que está bien, pero no sé... donde pega el infarto queda dañada la zona, y a parte la mujer está con un espíritu que a ver cómo hacemos para levantarle la moral.

El domingo he tenido que ir a trabajar. Yo que pensaba que se había acabado lo de las horas extra, pero así fue. Estoy bajo chantaje de o compromiso o puerta, y ya no sé qué pensar.

Ayer salí del mismo trabajo a las 00:15, después de intentar sacar adelante algo que para la empresa es tan importante que no le importa la salud de sus empleados. Tuve que volver en taxi, porque a esas horas no tenía ya tren y entre semana sólo llevo el coche los viernes.

Me hubiera gustado continuar el blog con el siguiente episodio del viaje a Japón, que luego se me van a olvidar los detalles. Pero no tengo muchas ganas la verdad. He llegado a pensar en dejar el blog, mensaje en plan ceremonia de clausura, o un dibujito en plan cuenta atrás, algo así jejeje. De momento no lo haré, pero malo es que uno lo empiece a sopesar.

Creo que sopeso mucho. Quizá no debiera sopesar tanto. Quizá debiera pensar en cosas nuevas y dejar a un lado las antiguas. Pero cuesta mucho, mucho más de lo que pensaba.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Mi viaje a Japón

Konichiwa mina-san! (Hola a todos!)



Después de un mes (clavao!) vuelvo a escribir por aquí. Tenía esto algo abandonado, y ya le toca un update, actualización que diga (maldita deformación profesional ^^U). Tengo ganas de escribir más cosas, hay que ver lo que da una semana y poco de sí, pero de momento me gustaría ir contando un poco el viaje que he podido por fin hacer a tierras niponas.

Antes de nada, decir que el viaje iba a ser un poco a medio camino entre guiado y a la aventura. Teníamos cogidos los alojamientos y ciertas excursiones a sitios típicos, pero el resto era por nuestra cuenta. Y sin hablar japonés! Bueno alguna palabra ya sabía, pero vamos que a la aventura, con un par jajaja

Bueno, empiezo por el principio, el traslado hasta allí. Eterno, esta palabra lo resume bien. Salimos muy temprano, de madrugada, después de un desayuno en el aeropuerto, hacia París y sin problema, apenas hora y media medio sobao y cuando me di cuenta ya estábamos en la capital francesa. Bueno, ya sólo quedaba confirmar la hora y puerta de embarque y una vez hecho trasladarse a la terminal correspondiente.

Cogimos un autobús y tras un trayecto un poco largo, ya nos encuentrábamos en la zona de embarque. Una vueltecita por las tiendas y a la hora, al avión. Ya sólo quedaba llegar a nuestro destino, lo que se produciría unas 12 horas después. 12 horas!!! Muerteeee!! >__< Entre la DS, PSP, el minitelevisor de delante tuyo con películas hasta en arameo subtituladas, conocer un poco a dos chicos de al lado que también iban a Japón, aunque en otra ruta, y unas horillas de zzzzz llegamos a Narita. Por fin nos hallábamos en Japón!

Primera sensación "rara". Me sientía extranjero. Pero de narices. Salvo algún que otro occidental, a parte de mi compañero de viaje, no veía más que orientales por todos los lados. No está de más experimentar esa sensación, para entender como se siente una persona de rasgos físicos distintos a los tuyos en tu país. En fin, ya solo quedaba recoger la maleta y salir de allí. De momento se veía la información en japonés y en inglés, lo que tranquilizaba bastante. A la salida, nos encuentramos con la chica contratada por la agencia que nos iba a recoger y hacer de guía en nuestras primeras excursiones programadas. Se llamaba Megumi; resultó ser muy simpática y se la entendía bastante bien. Nos indicó que debíamos ir a canjear cuanto antes el Japan Rail Pass en la oficina de JR que hay en el propio aeropuerto. Este documento es una especie de bono que sólo pueden solicitar residentes fuera de japón, y que sirve para hacer viajes ilimitados durante un período determinado. Nos presentamos en la oficina y mientras Megumi retornaba al área de salida de pasajeros, para recoger a más gente, hicimos el trámite. Nos atendieron en inglés, y sin problemas, indicamos a partir de qué día queríamos que entrase en vigor el bono y nos lo hicieron en un periquete.

Como sabíamos que las siguientes personas en llegar a las que estaba esperando Megumi tardarían aún una hora y algo, dimos una minivuelta por la zona y nos fuimos a tomar un café. Y la primera en la frente, porque... tachán tachán... la chica del mostrador NO hablaba más que japonés. Yujuuuu!! Al final más o menos me hice entender entre signos, palabras sueltas y "capuccino" que es universal, pero fue curioso cuando menos. A la hora de pagar igual, te decía la cantidad y con un ojo la miraba y le decía que "ajá, sí, muy bien maja, pero no te he pillao ni jota" y con otro mirando la caja registradora a ver si ponía el número mágico. Ahora que me acuerdo me hace gracia, pero en el momento, ¡qué sofocón! jejeje

Al final llegaron el resto de personas del grupo y nos fuimos al autobús que nos llevaría hasta el hotel. Tras hora y media más o menos llegamos allí, al hotel Edoya que tiene pinta de ser un clásico, porque lo he visto ya en bastantes foros de viajes a Japón. El hotel bastante bien, no era gran cosa, pero las habitaciones eran más grandes de lo que cabía esperar, de hecho tenías dos partes claramente diferenciadas, el "salón" y el "dormitorio", amén del cuarto de baño/ducha. Y como estábamos en Japón no íbamos a alojarnos en una habitación occidental, no. Tenía que ser tradicional japonesa, con lo que fuera sillas y fuera camas. La verdad a mí se me hizo un poco incómodo el primer día, porque, hombre, sillas había, pero sin patas... tenías la parte del trasero y el respaldo y, a parte, un reposabrazo. Cuando pienso en que la postura verdaderamente tradicional es estar de rodillas... buuuf qué dolor ^^U. Y si no había camas, ¿dónde dormíamos? Pues en futones sobre el suelo. Una especie de saco y colcha, con una almohada rellena de arroz. Yo pensé al verlo "a la vuelta, traumatólogo", pero la verdad es que resultó bastante cómodo y no hubo que lamentar lesiones cervicales o similar jejeje.

A todo esto llegábamos con el famoso cambio de horario; recordemos que en Japón no hay cambio de hora por la brillante idea de ahorrar energía y tal, con lo que allí hasta hace poco eran 7 horas más que aquí. Vamos que teníamos un pelín de sueño, porque en el avión no es que se durmiese muy bien (y mira que soy marmota :P). Aún así, decidimos dejar todo guardadito en la habitación y lanzarnos a dar nuestro primer paseo por Tokyo. Cabe decir que el hotel esta situado muy cerca de lo que en Tokyo se conoce como el barrio electrónico, Akihabara. Así que decidimos dejarnos llevar y comprobar de qué iba aquello del "barrio electrónico". Total que andando llegamos a una espcie de calle muy larga y ancha, tipo gran vía o avenida, que estaba PLAGADA de edificios relacionados con la electrónica y sobre todo, el ocio electrónico. Tenías no tiendas, sino edificios enteros repletos de cachivaches varios, aunque no llegamos a ver nada fuera de lo común. Tenías ordenadores, cámaras, reproductores, consolas, electrodomésticos de todo tipo... A parte, había también edificios dedicados a la animación japonesa (a algunos os sonará Heidi, Marco, Mazinger Z... pues del pelo, pero claro, más moderno ^^U) Era entrar en uno, y descubrir que sólo estabas en la primera mitad de la primera planta de un edificio de 8 plantas. 8!!! Aquello era el paraíso para más de uno. Si querías un DVD, lo tenías. Un Cd de música, lo tenías. Una figurita, la tenías. Cualquier merchandising que puedas imaginar, por allí estaba. Había incluso una especie de mercado de segunda mano, donde podías encontrar auténticas joyas muy difíciles de encontrar hoy en día, como por ejemplo, juegos originales de la Nintendo del año de la pera (¿nos suena Super Mario Bros.? :P) Aquello fue tal shock, que apenas hicimos nada más que dar vueltas de pasada, ojeando y flipando a cada paso. Volvímos al hotel, encendimos el portátil y vimos que teníamos red. Navegamos un poco y después hicimos (hice) un poco el chorra con la cámara, grabando nuestras conversaciones en plan desvarío, que entre el sueño y el shock de Akihabara, no sabíamos ni por dónde nos daba el aire jejeje

Por cierto, que en el hotel dónde estábamos, teníamos a nuestra disposición un onsen, o baño termal. Éste en concreto estaba separado para hombres y mujeres, pero no siempre es así, los hay mixtos. La cosa es que tu llegas allí, hay una zona previa, en la que te duchas y tal y luego una bañera (más bien piscina, depende del hotel) más o menos grande con agua hirviendo. Bueno hirviendo no, pero es la sensación que te da cuando te metes la priemra vez, porque te sientes igual que los huevos cuando los van a cocer. Prefiero no pensar como se siente un huevo cuando lo van a cocer, pobrecillo. Aunque realmente los huevos cocidos están muy ricos. Uy, que se me va la cabeza ^^U Cabe destacar que al onsen se va en pelotas, con lo que a los más vergonzosos les puede suponer un mal trago la primera vez. La verdad es que tiene que ser un problema en uno mixto como a alguno se le active "calimero" en plan reflejo... qué peligro... jajajaja Bueno, que se me vuelve a ir, el caso es que una vez allí estás en la gloria, es de un relax total. Lo malo es que puede que os pase como a mí, que al poco tiempo empiezo a sudar como si estuviese recogiendo patatas en la huerta, y tengo que salir a refrigerarme un poco. Aún así resulta recomendable y desde aquí agradezco a Yrakso que me introdujese en el caliente maravilloso mundo de los onsen :D

Al día siguiente quisimos hacer una excursioncilla por varios sitios, pero al final sólo nos quedamos con uno, que fue Shinjuku. En mi defensa, he de decir que pasamos de despertador y demás gaitas y claro, el reloj biológico nos despertó a eso de las 11. En fin, que al menos algo de sueño recuperamos ^^U. Total que nos fuimos a Shinjuku. Para ello, dado que aún no podíamos usar el bono de JR, decidimos ir en metro. El bono de JR sólo sirve para los trenes digamos de cercanías y para los trenes bala de larga distancia, excepto uno, el Nozomi, que debe ser algo más rápido, cómodo, etc. La verdad es que el transporte en Japón es muy eficiente, puntual, limpio y tal, pero caro de narices. Un pequeño trayecto de digamos 5 kilómetros, con un billete sencillo de ida, te salía el metro unos 3 euros. Manda huevos. Lo bueno del bono, que podíamos pillar los trenes bala como decía, y ahí si que lo amortizabas, porque un billete sencillo en uno de esos bichos te podía salir por el módico precio de unos 120 euros al cambio. Casi nada, vamos. Bueno, a lo que iba, que fuimos a pillar el metro y la máquina expendedora... estaba en japonés... Existe una técnica milenaria prohibida para gente ya experimentada, profesional y eso, que se llama la técnica del "prueba y error". Pues no nos quedó más huevos (y vuelta a los huevos, no sé qué me ha dao XDDD) que hacer uso de ella. Lo malo fue que la primera vez no supimos acertar con las teclas y por lo pronto ya se nos había tragao un billetito. Así que mi apreciado compañero, como buen informático, se fijó en que al lado de lo que parecía un botoón de "ok", había otro, que el supuso de "cancelar". El botón en cuestión tenía impreso "call", con lo que la comedia estaba servida. En apenas 3 segundos, se presentó un japonés que parecía salido de Canción triste en Hill Street, con su corbata, trajecillo sin chaqueta y bisera y preguntando qué nos sucedía (eso daba a entender). El hombre se desvivió por entendernos, consiguió devolvernos el dinero introducido, hasta que mi compañero, que a partir de ahora será Yrakso, decidió que ya había visto sufrir bastante al pobre hombre y le espetó un "NOTHING!" que el hombre se lo tomó como si se lo hubiera dicho el sargento de hierro y desapareció ipso facto! jo pobrecillo... Poco a poco, nos enteramos de que la combinación ganadora para nuestro billete era: meter dinero, pulsar tipo billete (normal, bono diario, ?¿?¿, ?¿?¿?¿?¿?¿), pulsar cantidad de pasta (según distancia, marcas de cuanta pasta es el billete), pulsar tipo usuario (adulto, niño), pulsar número de billetes, dar cera y pulir cera. Ale, al metro se ha dicho.

Cuando llegamos a Shinjuku pudimos ver que prácticamente toda la zona son edificios bastante altos y modernos, y en algunos casos ya rascacielos, propiamente dichos. Las plantas inferiores, solían albergar centros comerciales y tampoco vimos gran cosa que nos llamase la atención. No es que no tuviésemos ganas, o curiosidad, es que el sitio tampoco daba mucho más de sí, y no te recorres tropecientosmil kilómetros para ver rascacielos y comercios. Por aquella zona estaba el Hyat Park que era el hotel dónde se rodaron algunas de las escenas de la película "Lost in translation". También estaba el rascacielos Shinjuku NS, que era de los pocos que te permitía acceder a las últimas plantas y obervar desde allí a través de un trozo de pared de sólo cristal, alguna que otra vista espectacular de Tokyo. Es muy bonito el megareloj de péndulo que tiene en el hall principal, digno de verse. Sinceramente no nos hizo mucha gracia Shinjuku, ya que todo era más de lo mismo, edificio mastodonte, planta baja con comercios. Nos fuimos un poco decepcionados. Lo único que a mí al menos me gustó como para volver, fue el parque central. Resultaba curioso como entre la maraña de edificios gigantes hay un parque enorme embebido. Un parque con sus banquitos, sus espacios abiertos de llanuras inmensas para tumbarte si quieres. Con estanques y puentecitos y carpas que por su tamaño podían pasar por primas de Godzilla (una especie de lagarto mutante, el equivalente a King Kong en Japón) Muy relajante, la verdad. Por cierto, había que pagar por entrar ^^U

Bueno, creo que este post ya me recuerda al pez globo en su fase de hinchado máximo y creo que habrá que trocear el relato, y aún así seguro que alguna cosilla me dejo ^^U. Nos leemos en el próximo post!

jueves, 1 de octubre de 2009

Gracias y hasta pronto



Me voy de viaje Lalalalala Otra vez! ¿Qué envidia eh? jejeje Esta vez me voy a tomar p.. me voy a Japón, la tierra de los emperadores, de la electrónica, de los frikis, de... en fin que me voy.

Y me voy alegre y feliz. De nuevo han intentado minarme la moral las altas esferas de la pseudoempresa en que trabajo, han estado a punto de joderme el viaje hasa el último segundo. Pero nunca mais. No se lo merecen. Ha sido la última vez que me quedo en horas invisibles. Diría extraordinarias, pero ese concepto me han confirmado que no va a aplicar, con lo que invisibles le va bien.

¿Y por qué doy las gracias? Pues porque creo que tengo amigos. Sí. Ya empiezo a creer un poco en esto de hacer nuevas amistades y en no quedarse anclado en recuerdos. Tengo abandonado el mercadillo de los detalles. A veces siento que sobro, que no encajo, que si no estoy da lo mismo y eso hace que mi puesto sea más chico. Detalles con cuentagotas. Al menos no me han chapado el chiringuito por falta de ventas :P

Te doy las gracias a tí, que me chocas la mano y me deseas buen viaje aunque sea el día anterior.
A tí que me das un ostión en la espalda y me deseas que me lo pase de puta madre "porque te lo mereces".
A tí que te interesas por mi ánimo y pones cara de niña buena con una sonrisa superdulce deseando que me lo pase muy bien.
A tí que me aguantas el humor de estos días cuando llego a casa y me conoces demasiado bien desde que nací.
A tí que aún en los momentos más duros no paras de postear, a cada post más bonito.
A tí que siempre tienes un trocito de sabiduría para compartir y levantar el ánimo.

Ya se me ha mojao la mejilla... Anda! Los clinex!! Que no se me olviden meterlos a la mochila!

Os doy las gracias a todos por ser como sois, ni más ni menos. Os quiero

domingo, 13 de septiembre de 2009

Asumir tu responsabilidad

Mira que podía haber puesto de título Días revueltos II, en plan peliculero, porque en parte este post viene a continuar el anterior, pero creo que el título puesto refleja mejor el siguiente contenido.

A uno no le gusta que le carguen con tareas que no le corresponden. Pero ¿qué pasa con las tareas que si te corresponden? Que debes asumirlas, intentar llevarlas a cabo de la mejor manera posible. Y aquí es donde damos vuelta a la tortilla (se ve que lo de los huevos revueltos me ha inspirado en este punto).

Tengo funciones en mi trabajo que no he podido asumir. Y tengo dos razones para ello.

Por un lado falta de conocimiento. Lo que no sé, no me lo puedo inventar. Puedo romperme la cabeza, y buscar donde haga falta, pero eso implica que necesito un tiempo que normalmente no se dispone de él. Muchas veces no tengo claro si debería tener tal o cual conocimiento. Tengo una base. Bueno despues de unos años, algo más de una base. Esa base de conocimiento va creciendo, acumulando experiencia. El problema es dónde está la frontera para mi empresa entre lo que yo sé y lo que debería ya saber. Tengo la sensación de que se me sobrevalora y se me presuponen unos conocimientos de los que carezco.
A veces, no sé realmente cómo enfrentar esa situación. Por un lado lo oculto, me busco la vida para adquirir ese conocimiento que se me supone y sigo adelante. Por otro lado, lo digo claramente, que no puedo hacer tal cosa, porque es que no tengo ni idea de cómo hacerlo. Y en esta alternativa, es cuando me entran las dudas de que pueden pensar los demás acerca de mí. Me siento muy mal, porque siento que fallo, que debería responder y no puedo, porque no sé. Siento que dejo de hacer mi trabajo, pero ¿realmente es mi trabajo? Y siguen las dudas...

Por otro lado despiste. Y esto sí que no tengo excusa. ¿Qué ocurre si me dicen que tenga en cuenta algo y se me pasa? Creo que en parte es una cuestión de organización, de método, de anotar las cosas si hace falta para que no caigan en el olvido. Si se te olvida comprar la leche, es porque antes se te olvidó anotarla en tu lista de compra, y porque antes al acabarla olvidaste "anotártelo" para la siguiente compra. ¿Qué ocurre cuando te dicen en tu trabajo por qué no se ha hecho esto o aquello si estaba incluso escrito? Pues que sienta como una patada "ahí", porque encima estaba "registrado" de alguna forma.

El despiste provoca que se dejen cosas sin hacer y que a última hora haya que hacerlas de cualquier forma o incluso dejar de hacerlas, para al menos tener algo cerrado y presentable al cliente. La falta de conocimiento ha supuesto que tome algunas decisiones equivocadas, que no tengo claro que me correspondiesen a mí, pero sí sé que las tomé yo. En parte a causa de esas decisiones, no sólo he provocado un retraso en el trabajo para mí, si no que, lo que es peor, para los demás. Tengo unos compañeros de trabajo estupendos y a causa de este retraso nos vemos obligados a meter horas extras incluso fuera de nuestra jornada laboral habitual, lo que vienen a ser fines de semana. Y no me lo perdono.

Hoy domingo, vengo del curro de dar el último empujón al proyecto que estamos realizando. Vengo bastante cansado. Por una parte estoy "contento" porque he podido solucionar algún que otro fallo que he observado en el propio proyecto. Por otra parte estoy dándole vueltas a si necesito salir de la empresa y encontrar otra en la que encaje mejor, porque tal vez sobre y en mi lugar se necesite otro tipo de no ya profesional si no persona que sea más organizada y sepa tomar decisiones más acertadas y llevar a mejor puerto el trabajo.

Me voy a cacharrear con las balanzas, y a ver si recapacito y saco conclusiones.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Días revueltos


Como los huevos. Ya podían ser la mitad de ricos. Llevo unos días que no hacen más que decirme "para qué te levantas de la cama?". Por partes, que diría aquel.

No hago más que comerme broncas en el trabajo. Que si esto por qué está así, que por qué no puedo decir con exactitud cuánto puede costar hacer tal cosa, que si se esperaba más de mí en plan punta de lanza de los "nuevos" proyectos de la empresa, como arquitecto y tal, cuando en mi contrato no pone eso ni de lejos... De todas formas, algo inmunizado debe salir uno, porque dentro de lo que cabe me ha sentado menos mal que la semana pasada, que fue de traca, porque me cayeron por todos los lados, desde minijefes hasta hyperjefes.

No van las cosas como a mí me gustaría, pero eso me hace pensar que tal vez esté en el lugar equivocado, porque un proyecto necesita una serie de personas con sus cualificaciones profesionales cada una, vamos un poquito de todo. Y no puede ser, que a la hora de afrontar un desarrollo, nos encontremos con que me faltan escalones en el medio de la jerarquía laboral. Hecho de menos un buen analista orgánico, un arquitecto, hasta un buen funcional. Creo que incluso me falta alguien que sepa tomar bien los requisitos del cliente, ayudarle a decidirse cuando no lo tiene claro e incluso encauzarle a favor nuestro, lo que sea más sencillo, menos costoso y que le valga igualmente. Pero claro, para eso hay que conocer el trabajo, tecnologías y demás de los que nos movemos a ese nivel. Porque si no tienes ese tipo de experiencia, es fácil errar al tomar decisiones. Y claro, una forma de evitarlo es descargar tu responsabilidad en gente de niveles inferiores (no me gusta la expresión, pero es así), o sea, los que en mi opinión curramos "de verdad". Pero si falta experiencia a ese nivel, estamos en las mismas. De ahí la falta de "escalones". Es precisamente la zona digamos media la que hace falta. ¿Cómo se está subsanando (mejor dicho solapando) esto? Haciendo que gente de abajo coja funciones de más arriba. Qué bien. Ahorramos costes y esto sale adelante. Estupenda gestión, sí señor. Salvo por el detalle de que cuando haga falta ese bagaje profesional va a cantar, porque las cosas se van a empezar a retrasar, se van a tomar decisiones equivocadas, porque falta experiencia, etc.

Lo peor es cuando me he decidio a tantear el terreno con alguna oferta laboral en mano y ver cómo responde la empresa ante eso. Cómo me acuerdo del día que me quedé sin ir a Valencia a ver la final de copa, porque había bastante trabajo y fechas de entrega a la vuelta de la esquina. Tonto fuí. Ahora me acuerdo de las horas de más que se me van cada día, siempre pensando que las cosas vayan un poco mejor. No soy el tío más rápido del mundo, pero intento compensarlo y si necesito más tiempo pues es lo que hay. Pero mi horario es el que es y no debería sobrepasarlo. De qué ha servido qedarse en jornada veraniega tardes y más tardes, procurando avanzar cosas. Todo para que te vengan decir que tus proyectos no los estás llevando bien (debo ser EL responsable de cómo van y no me había enterado), que hay crisis (quien lo diría viendo facturas de comidas y alojamientos, es lo que tiene ser informático, que acabas viendo lo que no deberías ver) y que hay que ser más "activo", que se me ve muy inactivo...

Estamos 4 gatos, ratoncillos, pulgas que sabemos lo que se cuece en la sala de máquinas. Si tu empresa te responde así ante su punta de lanza, su proyecto estratégico, no quiero pensar cómo va a ir a futuro. Debe ser que las piezas del engranaje cuando chirrían se sustituyen y ya está. Claro que a lo mejor no encuentras piezas de recambio, porque tienen que adaptarse, rodarse. O puede que las piezas las estén empleando en otra maquinaria más moderna y mejor engrasada. Qué orgullosas se tienen que sentir las piezas al verse en esa situación, valoradas.

No oigo palabras de agradecimiento. Sólo reproches, malas caras. Yo al menos procuro agradecer a mis compañeros el esfuerzo extra, ese que no tienen por qué hacer y menos por esta empresa. Sé que gusta que te valoren, que te digan ánimo, que te digan gracias por tu apoyo, porque a mí me gustaría que me lo hiciesen. En fin, que visto lo visto, lo mejor va a ser buscarse las alubias en otra parte y en ello estamos.

Para amenizar la velada semanal, por si faltaba algun ingrediente más picante, me encuentro un día al salir del trabajo con una luna del coche destrozada. No he echado nada en falta. Pero otro parte al seguro, otra vez al taller, otra gotita más para estar contento.

Y por si la cosa tenía visos de mejorar, me han robado el móvil. Ya las circunstancias es lo de menos. Y el propio móvil menos aún. Sí que me ha jodido quedarme sin la agenda y los mensajes. Toca ir haciendo colecta de números y algunos no van a ser fáciles de recuperar.

Menos mal que ha habido unos días de vacaciones. Total, como si no, porque cualquier atisbo de batería cargada se ha ido al garete. En un mes, voy a quemar el resto de días que me quedan en otro viaje, uno que siempre he querido hacer desde crío. Cumplir un sueño, eso sí que es vivir una vida, pero bien :D

En fin, a la vuelta espero tener más claras las cosas. A día de hoy veo borroso.

martes, 25 de agosto de 2009

De vuelta



No me he enterado. Se han pasado dos semanas, en las que el tiempo pareciese que buscaba el récord del mundo de los 400 lisos. Ya solo me queda el recuerdo de las vacaciones, y el presente saludando. Con mala leche por cierto. Mira que puedes volver a la rutina mejor o peor, pero hoy ha sido de esos días que mejor no te levantas. El coche no arranca, a buscarse la vida entre buses y trenes, en el trabajo cañonazos por todos los lados y un soldadito defendiendo el castillo, quiero enviar un paquete y correos cerrado, llego a casa y al cacharro de internet le ha costao la santísima funcionar.
Jo... ¿no hay prórroga en los deportes? ¿Por qué en las vacaciones no? No es justo.... :P

Al menos tengo la sensación que han sido dos semanas muy aprovechadas. Primero de viaje por las tierras escocesas del norte de las islas de la Gran Bretaña (qué anticuado, ahora se lleva lo de UK, o mejor, Royaume-Uni para los eurovisivos jejeje). Y después unos días por tierras leonesas, recordando tiempos de pezqueñín, en el pueblo de mi padre. Qué puñetas pinto yo aquí, con lo a gusto que estaba en plan festivo-marmotil... ainss

Del viaje a Escocia si algo me ha quedado claro es que tienes que tener muy claro a lo que vas: paisajes, castillos. whisky y lluvia. En mi caso con el viaje he intentado coger la esencia de Escocia, por así decirlo, lluvia incluida ^^U. Hacer turismo, mezclarte, hablar con gente en los pub o en un pueblo perdido de la mano de dios, porque el maldito gps se ha vuelto loco. Ha sido divertido.

Empecé yendo a la zona de Saint Andrews, la cuna del golf mundial. Allí están también el castillo junto a la costa y la gran catedral, que muchas veces se adopta como imagen de la propia Escocia en guías de viaje y cosas del estilo.

El castillo, estaba hecho una piltrafa. Apenas quedaban algunos muros en pie. Pero los interiores, su división te hacían imaginarte un poco como sería aquello. Bueno la imaginación y el panfleto de la entrada con su dibujillo de "reconstrucción". Resultó curioso que en la parte baja del castillo había una especie de pasadizo que iba a parar a los cimientos de una casa que se encontraba unos cuantos metros fuera del recinto del propio castillo. ¿Qué mejor manera de empezar un viaje que casi arrastrarte por un túnel? Aquello ya parecía Indiana Jones, solo que en vez de látigo pues una riñonera, pero echándole imaginación todo es posible claro. Al parecer cuando en su día sitiaron el castillo, los sitiados intentaron huir a base de excavar un tunel desde dentro del castillo. Lo malo que no hicieron bien los cálculos y cuando creían que habían avanzado los metros suficientes, al romper hacia la superficie fueron a dar a los bajos de una casa, donde después de la sorpresa, se los cargaron y penetraron en el castillo. Claro que a buenas horas, porque habían inflado el castillo a bolazos de tal manera que casi no quedaba nada en pie. En fin.

La catedral resulta impresionante. Hecha una piltrafa, pero impresionante igualmente. Era enorme. En pie seguían un lateral y parte del frontal, con sus arcos, ballesteras y alguna que otra figura. Junto a la catedral rodeándola un montón de tumbas, unas más agraciadas que otras, dependiendo de tu oficio religioso, tu economía o ninguna de las dos. En una zona más o menos céntrica quedaba una torre. A la que se podía subir previo pago, claro. Muy alta y con unas vistas desde arriba imponentes. Veías todo Saint Andrews, el castillo, los campus universitarios, los campus de golf, hospital mayor, casitas y más casitas... Muy chulo.

Por cierto hablando de pagos, es bueno saber que les ha dado por sacar el llamado "Explorer Pass" una especie de bono, que por 30 libras si no recuerdo mal te da acceso 7 días (salteados) a todos los monumentos que se encuentran bajo el sello de Historic Scotland. No parece mucho, pero cuando llegas al castillo de Edimburgo y ves que sólo por entrar te clavan 13 libras pues... interesa. Me quedé con las ganas de echar unos hoyos, pero dado que no tengo mucha idea preferí seguir el viaje para ir descubriendo más cositas.

La siguiente parada fue el castillo de Glamis, que viene a ser el 5 estrellas entre los castillos. Digamos que pasé de lo ruinoso, al lujo extremo. Un parking enorme en la entrada (previo pago) y allí estaba, imponente. Por fuera, ya te llama la atención, así en plan Eurodisney con sus torrecitas y tejaditos acabadas en pico, almenas, reloj de las uvas. Y muy alto. Tanto que para hacerte una foto sudabas para encuadrarlo y que no se perdiese detalle. Una vez dentro todo es lujo por doquier, que si las alfombras de dibujos geométricos superenrrevesados por todos lados, que si tapices, armaduras, cofres (uno abierto con cartel de si lo cierras, no hay quien lo reabra, tal era el mecanismo de cierre). Los señores que vivieron allí (y viven, que aún está "en uso") no sabían lo que tenían. Unas chimeneas de caerte de espaldas, enoooormes con estatuas doradas a ambos lados representando a arqueros y la parte superior con filigranas de metal y madera, representando una especie de escena de cacería. Los salones, especialmente el del comedor, con su cubertería de plata puesta y dispuesta para la comida, espacio para dar y tomar, una especie de armarios hechos en China (en China? O_O) con multitud de dibujos de figuras estilizadas, usando algo tipo pan de oro sobre fondos oscuros. Los dormitorios eran p'a caerse tambien, con las típicas camas, con esa especie de techo (no sé cómo se le llama ^^U) y cortinajes cubriendo las cuatro esquinas. Seda por doquier y retratos por más doquier todavía. El viaje ya prometía y acababa de empezar.

Después la ruta me llevó hasta la zona de Aberdeen y concretamente a visitar el Castillo de Dunnottar (creo que se escribía así ^^U). Este era de los ruinosos, pero tenía la peculiaridad de que lo habían levantado en una especie de acantilado, que a modo de islote sólo es accesible desde la costa a través de una pequeña porción de tierra que primero desciende desde la costa y luego asciende hacia el castillo. No quiero pensar cómo sería el tráfico en su día, yendo y viniendo al islote del castillo por ese pequeño pasaje tobogán. El castillo era algo mñas grande que el de Saint Andrews, y todo estaba perfectamente marcado con cartelitos, que si el cuarto del duque, el de la condesa, la panadería, la cocina, el horno, el establo, el almacén, la capilla... Bastante impresionante, sobre todo por su localización. Además cuenta la historia, que en su día, cuando los ingleses intentaron apoderarse de los "Honores de Escocia" (las joyas del reino, o sea, corona, espada y cetro), dos mujeres consiguieron pasar desapercibidas entre los guardias que rodeaban el acceso al castillo con los honores entre sus ropajes, para ponerlos a salvo de la deshonra que supondría verlos en manos inglesas. Hay que hacerse una idea de la ya tradicional tirria que le tenían (tienen, tendrán) gran parte de los escoceses a Inglaterra.

El siguiente punto o puntos, fue la ruta de las destilerías, camino a Inverness. Estuve hasta en cuatro destilerías de whisky, por curiosidad sobre todo, de ver las diferencias entre unas y otras. Todas están preparadas para el tema turístico y organizan visitas guiadas cada media hora o así. A lo largo de la visita te van explicando todo el proceso de creación del whisky, desde la mezcla de la cebada con el agua, pasando por la fermentación, hasta la destilación y almacenamiento. Resultaba muy sobrecogedor ver los enormes toneles dónde germinaba la cebada en su mezca con el agua, produciéndose una especie de olorcillo a mosto muy curioso. Igual de impactantes eran los alambiques gigantescos dónde se lleva a cabo la destilación en dos fases, para intentar obtener un alcohol de mayor graduación. Me llamó la atención que todos los procesos estaban informatizados, excepto uno, quizá el más importante: la selección de la segunda destilación. Resulta que en esa segunda destilación hay como tres partes diferenciadas en la obtención del líquido. La primera tiene la mayor concentración de alcohol, pero también muchas impurezas, por lo que se reutiliza para una posterior destilación. La segunda, es la que interesa, la más pura y con el porcentaje de alcohol que caracteriza al whisky. Y la tercera, no tiene apenas "fuerza" y también se destina a su reutilización. En esta separación interviene sólo el encargado del proceso. No hay ordenador que valga, es cuestión de experiencia y afinar. Así siempre queda una parte puramente artesanal que condiciona el gusto que tendrá el whisky tras su envasado en barrica y maduración. Por cierto, al final de cada visita se ofrecía una degustación de una o más variedades de la producción de la destilería. Es de esos momentos que te preguntas por qué tengo que conducir un coche en vez de que me lleven :(

Más adelante visité uno de los pocos fuertes que quedan activos, el Fort George. Lo de activos suena a chiste cuando no ves un puñetero soldado en metros a la redonda y de repente no se sabe de dónde pasa uno por tu lado a toda prisa como si se le quemase el cocido y desaparece por una puerta. En fin. Está conservado a la perfección, con su enorme muralla defensiva y sus ditintas dependencias. A parte de los típicos barracones para los soldados y los comandantes de mayor rango, tenías la cocina, el almacén de provisiones, la capilla, cómo no, y el polvorín. El polvorín tenía sus propios muros rodeándolo dentro del fuerte, resulta fácil adivinar por qué. Una chispa inoportuna y baboom! Qé paradoja proteger al fuerte de su propio polvorín. Allí se hacía una especie de representación de la vida en cuartel por parte de un soldado (eso quiero creer, porque vaya pintas, y lo de la falda es lo de menos, porque parecía que se había detenido el tiempo en el siglo XVIII ). A parte de contar como vivían en el fuerte o luchaban en las guerras con los mosquetes y tal, me llamó la atención la vida de las mujeres de los soldados. Poco menos que amas de casa sumisas, lo peor que les podía pasar es que se les muriese el marido en la batalla. Los primeros años de vida del fuerte, eso era un despido automático a campo abierto y allá te las entiendas. Con el tiempo se cambió la normativa (se vé que hubo algún alto mando en el fuerte al que se le ablandó un poco el corazón). Se le daba de plazo a la todavía viuda un mes para encontrar marido otra vez en el propio fuerte. De encontrarlo, todo solucionado, aunque fuese por necesidad. Si no, pues a la calle. No es que la cosa hubiese mejorado mucho, pero al menos no era patada inmediata.

Otra parada en el viaje fueron las islas del oeste, concretamente la de Skye. Fue la fase del viaje más pintoresca por así decirlo. Paisaje totalmente campestre, pueblecitos pesqueros, el faro del fin del mundo (se ve que hay varios en el mundo, no iban a ser menos los escoceses) con un tiempo de perros que casi salgo volando (literalmente). Fue algo así como la fase de más relax. Probé por recomendación el filete de Angus (una raza de ganado autóctona) y se me hizo la boca agua. Aquello era gloria, súper suave y lleno de sabor, una delicia. Ahora que recuerdo, en todo el viaje no tuve el valor suficiente para echarle mano al haggis, una especie de "morcilla" escocesa, a base de entrañas de cordero (hígado, corazón pulmón). Será el plato más típico, pero algo me decía que con verlo en fotos ya me enriquecía culturalmente lo suficiente.

Para rematar el viaje las últimas visitas fueron Stirling y Edimburgo. Stirling tiene el castillo (otro más ^^U) de visita obligada, pero ya no sorprende tanto como lo haría de ser de los primeros en el viaje. El mayor problema que tuve con este, fue que casi todo estaba o cerrado o en reformas, con lo que era casi imposible ver nada que no fuesen las calles interiores de la ciudadela. El palacio renacentista que construyeron en su interior es de lo más destacado, al menos por fuera, con estatuas y figuras decorando las fachadas y dándole un toque casi diría que recargado, para lo habitual en los castillos escoceses. Cerca del castillo está el monumento a William Wallace (Braveheart). Iba con la hora justa pero aún así decidí ir a verlo. Es una especie de monumento torre, que seguramente permite divisar unas panorámicas de Stirling espectaculares. Digo seguramente, porque después de dejar el coche en el parking y empezar a subir el camino al monumento a lo Rocky Balboa (me faltó un pelo para poner la música con el móvil :P), no me dejaron entrar. Quedaban diez minutos de visita, pero ya no admitían más accesos. Y yo reventado y acordándome de los antepasados de la amable señora. Una pena.

Edimburgo, fue la última parada en el viaje. Y menos mal. Empezaba a estar un poco cansado de tanto castillo, pero me había guardado el mejor para el final. El acceso lo haces desde el casco antiguo desde una megacalle que se llama la royal mile o milla real. Todo cuesta arriba jejeje. Una vez dentro te das cuenta de lo que llegaba a albergar un castillo de los grandes. El palacio real, con los Honores de Escocia en una gran urna de cristal vigilados por un montón de guardas uniformados... con faldas... El monumento a los escoceses caídos en las guerras mundiales, con su advertencia de silencio y respeto, todos paseando pero casi sin hacer ruido, muy impactante. La prisión, con sus hamacas y otras comodidades de las que disfrutaban los presos. El museo de la guardia dragoniana, el único regimiento escocés con caballería. La capilla de Santa Margarita. Mons Meg, el cañón más potente de la época. El cañón de la una en punto, que dispara casi todos los días una salva a esa hora, de manera que cada escocés pueda ajustar su reloj jejeje. Es un castillo para perderte horas y horas viendo cada edificio. Por cierto, al igual que en otros lugares históricos con visitas y tal, se ofrecen unas audioguías (como miniradios) que resultan muy prácticas si no dominas el idioma. Te las ofrecen (alquilan, mejor dicho) en tu idioma y en cada punto que tienen algo que decir lo marcan con un cartelito y un número. Pones ese número en la audioguía y ale, a escuchar y disfrutar. Además suelen hacer las explicaciones de forma amena, casi en plan teatral, con efectos de sonido y todo. Muy recomendables.

Hay algunas cosillas que me dejo (la foto es del castillo de Eilean Donan, el que más me gustó, porque es que parece a posta para una postal, con el reflejo en el agua, muy bonito), pero creo que esto ya está saliendo un post bastante TOCHO, y tampoco es plan de contar la biblia (a buenas horas XDDD).

A ver si voy sacando tiempo y os leo, que por encima veo que los blogueros habéis ido posteando como si no tuviéseis vacaciones :P

Ea, como diría aquella canción, vaaamos a la caaamaaa que hay que descansar, paaara que ma..ñaan...aa podaasmdjd madrfjn.z.zzz.z.zzzzzzzzzzZZZZZ......

sábado, 8 de agosto de 2009

Desconexión

Hoy empiezan mis vacaciones. Ésas que llevo unos días esperando como agua de mayo. Me quedo un poco con la mosca en la oreja, porque he dejado algunas cosas sin cerrar por decirlo de alguna forma. Pero como está escrito en el título del post, toca desconexión.

Estos últimos días han sido bastante agobiantes en el trabajo, y encima me ha coincidido con la gasolina marcando la reserva y se nota. Me podían decir que 2 + 2 son 5 y yo asentir sin rechistar, porque está claro que 2 + 2 son 4... ó 5 o 6... o a saber jajaja ¿A que se nota que necesito vacaciones? :P Espero volver con las pilas cargadas ^^U

Me preocupa un poco que últimamente estoy perdiendo peso. Bastante. Sin hacer nada especial, ni dietas ni ejercicio ni nada. Bueno, dieta currita sí, porque se supone que al mediodía hay que "comer" en condiciones y tal y a causa del curro, y de sus maravillosas horas extras (e invisibles, todo hay que decirlo) pues algún que otro día toca pseudocomer. Otro motivo más para coger vacaciones, recuperar hábitos alimenticios, como comer al menos un plato como arguiñano manda al mediodía jejeje. Lo bueno es que puedes recuperar ropa de hace algún que otro año, de las "descartadas", y ver que pueden volver a primera plana. Bien!

En apenas unas horas estaré un pelín al norte de casita, en la tierra de los inmortales. No llevo ni portátil ni nada que se le parezca, que sólo faltaba seguir enganchado a un puñetero (nótese la sutileza del término, por no decir otra cosa) ordenador. Me niego. Mis ojos lo van a agradecer especialmente. Aún así algún día igual me da por entrar a un cyber o similar y ponerme al día. Voy a echar de menos leer vuestros blogs, así que ojalá que haya mucho que leer a la vuelta. Ver si Berta sigue con ese ritmo infernal de posteo (desde el cariño jijiji), comprobar que Marga tiene a punto alguna que otra historia para reflexionar (o para comerse la cabeza, también desde el cariño :P), leer que Silvia esté disfrutando de sus vacaciones (y bien que se las merece ^_^), sorprenderme con las nuevas ideas del craftsclub, aprender de Enrique nuevos briconsejos para mejorar el bugui... Yo al menos tengo pensado meter un megapost viajero a la vuelta, aunque sea con calzador bloguero (existe?? compro!)

Pues ale, a los que estéis de vacaciones, disfrutadlas a tope, sin perdón; a los que os falte todavía, ánimo, que la vais a gozar a base de bien, cada día es un día menos en la cuenta atrás; y a los que las hayáis disfrutado que os den jajajaj noooo, que os sea leve ;P

Ahora sí.
Desconexión en V... VI... III... II... I... VACACIONES!!

lunes, 27 de julio de 2009

La vena bordesca

Qué sueño -___-ZZzz Estos días he asistido por enésima vez a la euskal party, macrorreunión de gente con su ordenador. Y creo que ha sido la última. No sé si será la edad o qué, pero siento que ya no es lo mismo.

Recuerdo que la primera vez que fui. Era en la antigua feria de muestras de Bilbao. Allí nos juntamos unos cuantas personas (no recuerdo si llegamos al millar) y la verdad que me lo pasé muy bien. Ya desde primera hora de la mañana, el primer día, yendo en el tren a Bilbao, con el PC a cuestas. Ay dios cada vez que me acuerdo de la pinta que tendría, sudando la gota gorda con un supermaletón entre torre y monitor jajajaja.

Aquella vez, iba yo todo feliz con mi pentium y mi windows 98 sin saber casi lo que era "limpiar" el PC cuando se chafa todo. Allí aprendí muchos conceptos de informática que aun hoy día manejo. Aprendí a ensamblar un PC (de los de entonces) desde 0. Aprendí a retocar la instalación del mítico windows 98 para que fuese lo mejor posible, a quitarle cosas superfluas. Aprendí a reinstalar todo, cuando caí presa de un maldito virus que se me cargó todo grrrr. Pero sobre todo, aprendí a escuchar, recibir consejos, compartir conocimientos, ayudar con lo poco que sabía a alguna que estaba por mi sitio, que a la pobre le pasó lo mismo, con el virus de las narices.

Estas cosas son las que cada vez he ido echando más de menos en las últimas ediciones. La gente que es veterana, que al menos reconozco año tras año, suele portarse superbien, como siempre. Pero cada vez más observas como hay mucho borde, que sólo sabe contestar con monosílabos, si es que contesta, amén de un toque irónico que bien se lo podía guardar.

"Oye tío, tienes por ahí el PES2009? (un juego)" "Joer, no sabrás como se pone en marcha el direct connect? (un programa para compartir archivos)" "Te sobra una regleta de alimentación? Es que no tengo enchufes" "No tendrás por un casual la serie de caballeros del zodíaco, que la busco y no la tiene ni dios (ni dios = preguntar a uno de al lado, jejeje)" Estas son algunas de las típicas peticiones que puedes oír de cualquiera de tu alrededor. Lo malo es que a veces observas como hay gente que no sé si es que va de entendida, o sobrada o vaya usted a saber qué, que suelen pegar unos cortes de impresión. "Ala chaval, te crees que soy tu servidor o qué?" "Usa el puto google, que así aprendemos todos" "Me ves cara de Apu? (<-- ésta me dejó a cuadros, sólo por preguntar si tenía alguna regleta)" Bordes te los puedes encontrar en todas partes. Hasta en tí mismo. Puedes tener el día cruzado y no mandar a la mierda de milagro al que ose dirigirte la palabra. Es una pena, pero por a o por b, a veces las personas con inclinación borderil me las suelo encontrar más de lo que quisiera. Me jode bastante, sobre todo cuando conozco a la otra persona y sé que no es borde, pero que tiene el día así, o a saber. Y te callas, y esperas que ese día dé paso a otro día mejor, cosa que a veces ocurre y a veces no.

Y si me duele que otra persona sea borde, más me jode aún cuando, de manera inconsciente, lo soy yo. Me suelo dar cuenta acto seguido, pero ya he metido la pata. Ya he dejado caer una frase cortante, incluso hiriente, como queriendo dejar al que cuestiona como idiota. Hace falta ser subnormal. ¿Tan endiosados nos volvemos cuándo creemos saber algo que los demás no, que contestamos de mala manera hasta insinuando "déjame en paz, ya, por diossss"? Voy a intentar poner el sexto sentido a hacer horas extra, a no permitir que me salga la vena bordesca, porque lo que veo desde fuera no quiero que se vea reflejado en mí.

sábado, 18 de julio de 2009

Mi abuela ya no está

Cuando la vida te golpea duro, no eres un saco de arena. Sientes el golpe. Duele. Pero, a pesar de las cicatrices que nos puedan quedar, gracias al tiempo nos reponemos, quizá no nos curamos del todo, pero aun maltrechos seguimos adelante. Algunos porque olvidan rápido, otros porque no les queda otra, otros porque saben mantener un equilibrio entre el recuerdo y el presente. Lo importante es seguir adelante.

Hace unos días mi abuela ha fallecido. De mis cuatro abuelos ya sólo me queda mi otra abuela. Quizá sea algo íntimo que no debería traspasar las fronteras de mi diario. Pero gracias al blog he podido leer y conocer gente estupenda. Y quiero escribir, compartirlo.

Recibir una noticia así, cuando no te lo esperas, cuando estás en tu día a día, en tu trabajo, es un impacto muy fuerte. No encuentro vocabulario que describa lo que se siente cuando llegas a verla, y sabes que aunque le hables, no te va a responder.

No hace ni una semana que aún sabiendo que su salud no era la mejor, aún podía sentirla, saber que me oía y que según ratos, mis palabras le llegaban y tenían respuesta. Ahora no queda nada, sólo vacío, recuerdo. La última vez que estuve con ella, le pregunté qué tal se encontraba, qué había comido ese día, y así. "Estupendamente...", me dijo escuetamente, "...pero estoy de los purés hasta el moño!" soltó seguido. Me hizo mucha gracia y ella se sonrió. Quizá los purés no le traían recuerdos agradables, pero al decirlo tan espontáneamente, y no sé si también al verme reír, puso una sonrisa en su rostro. Con esa imagen me quedo. Esa sonrisa.

Sobra decir que hay que disfrutar todo lo que se pueda de nuestra familia, amigos, pareja. Hoy están ahí. Hoy estamos ahí. Hoy es el momento de vivir, de sentir, de compartir, de seguir. Y también hoy es el momento de recordar.

Abuela, más pronto o más tarde nos veremos, pero hasta entonces, sigo mi camino. Abuela, estés donde estés, te quiero.