lunes, 1 de marzo de 2010

Aquellos felices años treinta

Ésa es la frase que espero pronunciar en un futuro. Poder decir qué maravillosos fueron mis 30 años. Me gusta el número. 30... suena a cifra redonda, a cifra justa, a cifra no muy grande, pero a cifra con unas cuantas cifras por detrás, a experiencia.

He oído a unos cuantos hablar de "la crisis de los 30". Yo aún no sé qué es eso. Ni quiero saberlo. Hace un día tenía 29 años. Ahora 30. ¿Cuál es la diferencia? ¿No es absurdo hablar de crisis por un año más? ¿Por qué hay quien no lo ve como un año más y se mete en devaneos y comeduras de cabeza varias acerca de lo mayor que se hace? Yo tengo claro como soy y si algo no me perdonaría con los años es que me cambien mi forma de ser. Que sí, que uno se vuelve más experimentado, más cauteloso, más reflexivo. Pero es que es lógico, la experiencia vital que se va acumulando invita a ello. Pero la esencia de uno no debe cambiar, o al menos es lo que pienso. Uno debe ser uno mismo hasta el final, y al que le pique que se arrasque. Quiero seguir siendo yo, seguir siendo un apoyo para los que más o menos me conocen. Quiero seguir ayudando en lo que pueda al que lo necesite. Seguir haciendo reír al que busca echarse unas risas. Seguir escuchando al que necesita que le escuchen. Aportar soluciones, indicaciones al que tiene un problema, o al menos intentarlo.

Sólo hay una cosa que realmente me da miedo del paso del tiempo. Y es que yo soy de los que no olvidan, pero temo que los demás sí se olviden de mí. Estoy ahí y de vez en cuando doy señales de vida, pero me da mucha pena pensar que uno pueda caer en el olvido...

Abandonando la vena más sensiblera, hoy (bueno ayer :P) he salido a comer con mis padres. Tenía ilusión por llevarles a comer a algún sitio de estos que se suelen decir buenos de verdad, y gracias al sitio en que vivimos eso es relativamente sencillo, hay una oferta muy buena. He disfrutado de la comida como un enano. Por primera vez en mucho tiempo hemos podido disfrutar de un rato distendido, conversando de cualquier cosa, desde temas culinarios, hasta las perspectivas de futuro profesional y personal que me esperan en estos años venideros (con el pertinente manifiesto del deseo de mi madre de ser abuela, cómo no ¬_¬U ainsss :P) Vamos que me lo he pasado muy bien, y espero no tener que esperar un año para poder volver a disfrutar de ratos como éste.

Como anécdota decir que a la primera no hemos acertado con el sitio (cosas de google maps y el gps que no se aclaran muy bien cuando abandonan zonas más conocidas o civilizadas jejeje). Hemos preguntado a un hombre que iba en coche saliendo de un cruce con su familia. El buen hombre, no sólo se ha mostrado dispuesto a ayudar si no que lo ha hecho hasta el final. No sé qué prisa tendrían por ir a su destino, aunque a la mujer se la veía inquieta, no todos disimulan igual de bien jejeje. Pues este señor, ha parado, ha mirado en su propio gps del coche, y como tampoco estaba seguro, se ha bajado y ha parado a uno que venía por la carretera que tenía pinta de ser de la zona (no iba muy arreglao que digamos, y el sitio era bastante "rural" XDDD). Yo estaba flipando. Al rato se acerca y nos indica el camino a seguir. Le damos las gracias y nos despedimos. Yo con la cabeza horneando cómo podría hacer algo por ese hombre que sin comerlo ni beberlo ha hecho de nuestro problema el suyo. No me importa cumplir años, pero de mayor quiero ser como este señor, ayudar y hacer la vida un poquito mejor a los que me rodean ^_^

Y mañana (ay, que no me acostumbro, quiero decir hoy XDD) tengo pensado llevar un poco de anomalía al trabajo. Normalmente entre compañeros del trabajo, solemos comprar y llevar unas tortillas de distintos rellenos para la horita del café. Pues bien, esta vez, como ya hicieran alguna vez antes de mí, me he decidido a llevar unos postres "sorpresa". Creo que les va a gustar y que en cierto modo ayudarán a empezar mejor la semana, que los lunes siempre son un poco más duros jejeje. Lo de la sorpresa viene porque he pensado hacer una cosa que quizá sea un poco locura, infantil, llamémoslo X. Voy a procurar entrar bien tenmprano a la oficina, para ir dejando en cada sitio de aquellas personas que de alguna forma me importan un "postre sorpresa". Estoy deseando ver la cara de algun@ que no se lo espera ni por el forro jajajaja. Dios, estoy deseando que llegue la hora!! *_____*

Saludos de un 30ñero a todos los que se dignan a perder parte de su tiempo vital en leer este humilde bloguillo! :)

Os dejo con una foto del ataque de los clones XDDDDDD

martes, 2 de febrero de 2010

Atrapado en el tiempo



Buenos días a todos! ¿Aún estáis en la cama? Arriba perezosos, levantaos y contemplad este maravilloso día, porque... hoy es el día de la marmoootaaaaaaa ♫ ♫

Hay días que me siento como el protagonista de "Atrapado en el tiempo". Los días parece que se repiten cíclicamente. Suena el despertador, que no me despierta porque suelo llevar un rato despierto. Lo apago y me levanto. Estiramientos. Ducha, ropaje y desayuno. Salgo a la calle a por el tren, saludando al señor de la limpieza del portal con un alegre "hola! buenos díasss!". Un lacónico "hooola, buen día..." me rebota en los oídos. Llegas a la estación y si llega el tren lo cojo y si no el siguiente, todo depende de mi ritmo andante, inversamente proporcional a mi somnolencia en el camino. Sentado en el tren, observo que no soy el único con el piloto semiautomático, hay cada careto... Llego a la parada y tras recordar las mismas caras cruzando las máquinas canceladoras, la chica del mostrador medio sopa y revisar la cantidad de periódicos gratuitos del día en las escaleras, me encamino a la feria de muestras, que diga, al edificio donde trabajo. Si coincido con alguien pues toca minitrayecto más ameno, y si no más rápido.

Llego a la puerta de acceso a la oficina y con suspense acerco la tarjeta al lector, esperando que siga funcionando (inciso: en esta empresa, puede ser una forma tan válida como cualquier otra de anunciarte oficialmente tu despido con el simple hecho de que no funcione). Tras pasar un segundo acceso mediante un tontorno (a santo de qué lo habrán puesto...) saludo a nuestra "secre" y enfilo hacia el sitio. Miro hacia los lados por si alguno me saluda y devolverle al menos el saludo y llego a mi sitio. En modo casi automático salen de mi boca las palabras "buenos días" en tono cortés, para saludar a las conocidas de mesa. No me atrevo a llamarlas compañeras porque el resto del día casi no nos dirigimos la palabra. Mi jefe apenas un metro detrás de mí ni se inmuta, salvo para cuando tiene obligación de transmitirme alguna tarea o algo. No me cae mal, de hecho cuando comenta las cosas suele adornarse hasta en exceso y para decir relléname este informe, te puede contar como el fin de semana tuvo que llevar a la mujer a comer no se dónde en plan regalo-disculpa, porque estaba mosca con tantos días saliendo tarde (ella suele ir allí a esperarle y es comprensible que no le haga gracia estar matando el tiempo).

Las horas pasan y a media mañana llega el aviso del café. Suelo hacerme el remolón para no tener que estar esperando a coger un cafecito de la máquina y que al llegar todo el mundo esté servido, a veces lo consigo, a veces no jejeje. Es de los poquitos momentos del día que recuerdas que eres un ser humano y no una rueda dentada del engranaje obrero. Observas como van surgiendo los temas más diversos, casi siempre con un toque de humor que falta nos hace a algunos. No suelo mediar palabra, unas veces porque no sé de qué va la conversación (no he visto tal programa, no me he visto en no se qué situación, no conozco a fulanito de tal y sus andanzas... etc.) y otras porque me da cosa "contradecir" al que está hablando aún cuando sé positivamente que lo que está diciendo no es así. Aún así, resulta un poco reconfortante ese ratillo que incluso puede llegar a situaciones surrealistas (qué hace una mujer agachada a cierta baja altura teniendo a un chico al lado... recoger algo de un armario bajo... el muchacho después se sorprende de la fotoescena que se ha provocado... vamos, surrealista, y lo mejor, divertido).

Salida del café y vuelta al sitio. Pasan las horas, entre música, internet, trabajo, chateos, correos y llega la hora de comer. Por lo general suelo comer en la propia oficina, en el mismo sitio del café, angosto, para el que hace falta turnarse para poder tener sitio. He probado todos los turnos habidos y por haber y al final creo que el mejor es el que cae en el medio, sobre las dos. Otra vez dejo que fluyan las conversaciones. Pero a diferencia del ratillo del café, lo habitual es que salvo que alguien saque algún tema interesante, estemos todos más pendientes del plato, perdon, tupper, que de darle al palique. Una vez finalizada la comida hay quienes se quedan un poquillo en plan sobremesa a charlar de lo que surja. Yo de eso no he probado aún, no me siento muy cómodo estando ahí quieto sin decir esta boca es mía, por lo que procuro terminar echando leches, si puedo dejarle el sitio a otro mejor y de paso salgo a la calle unos minutos. En el acceso de la calle a veces hay compañeros de la oficina en plan corrillo, a los que saludo y prosigo mi paseo. Bueno minipaseo, porque no dura mucho, pero al menos me sirve para airearme y hacer algo de "ejercicio". Alguna vez ya he arrastrado a alguno a pasear conmigo, pero en cuanto se juntan más de dos, es igual que el café o la comida, prefiero dejarles tranquilos e irme.

Las tardes se me suelen pasar volando, más que nada porque la primera media hora post comida es de piloto automático total y ni me entero del reloj. El resto, como la mañana, salvo alguna llamada telefónica, mensajillos del móvil o conversaciones chateras que le dan mucha vidilla a la monotonía vespertina. Llega la hora de salir de allí, y se repite el proceso de entrada en modo inverso. Saludos, miradas, despedida y por fin libre.

Cojo el tren, y llego a mi casita. Este es el único momento del día que realmente puede variar de verdad. Hoy puede que toque ir a la caja a hacer no se qué operación, comprar cosillas desde comida hasta tijeras de coser, visitar a mi abuela, ir a dar una vuelta por ahí andando o en coche si apetece conducir e ir un poco más lejos, algún cursillo que otro que organiza el ayuntamiento... Pero esta parte siempre es la más corta, para cuando me doy cuenta son las nueve o diez y estoy en casa, cenado y casi yendo a la cama (bueno, muchas veces me entretengo surfeando la red y me dan las mil buscando aquí y allá, pero ése es otro tema).

Si no tengo en cuenta a las personas en el plan de vida diario, cada día es prácticamente una repetición del anterior. Si no hay casi variaciones algo falla. Pero pienso... ¿Qué falla? ¿El entorno que se mantiene en su línea? ¿O el que escribe que no varía su forma de ser o de mostrarse?

jueves, 24 de diciembre de 2009

Navidades y fin de otro año más




Miro por la ventana y el pueblo nevado. Otro leño al fuego. Y riss rasss riss rasss riss rasss

Hay que ver cómo se incrusta el polvo cuando llevas tiempo sin pasar por aquí. ¡Casi casi hasta telarañas se podían ver ya! Estaba esperando el momento adecuado para actualizar el blog y creo que por fin ha llegado. Casi final de año, final de una etapa, comienzo de otra. Tiempo de despedidas, tiempo de bienvenidas. Los que trabajéis con ordenadores, sabéis que una de las características que suelen tener, es que en caso de un mal funcionamiento suelen tener una función de reinicio. Lo que comúnmente conocemos como borrón y cuenta nueva. Pero a diferencia del ordenador, que arrasa con toda su memoria y vuelve a funcionar como si nada hubiera pasado (más o menos, no siempre :P), las personas podemos hacer limpieza selectiva. Podemos hacer balance y guardarnos lo bueno y borrar lo malo. O intentarlo al menos.

Si hablamos de balances, éste ha sido para mí uno de los años más enriquecedores de mi vida, en el sentido de que se me han acumulado más que nunca experiencias tanto positivas como negativas y de diferentes calibres. He recibido tortas, me he encontrado con sorpresas, he probado sabores que desconocía y sobre todo he conocido personas. Dicho así no parece gran cosa, pero para mí el hecho de conocer nuevas personas, o conocer mejor a las que ya conocía, ha sido como dar varios pasos hacia delante.

He comprobado que por muy buenos observadores que seamos, por mucha atención que prestemos, lo que creemos que otros piensan, es sólo eso, creencia, suposición. Hasta el último momento del año he podido constatar que cuestiones que presuponía no eran del todo ciertas, o al menos incompletas. Podía tener una tendencia de presunción positiva, pero me suele pesar más la negativa. Un ejemplo reciente: hoy te he llamado al móvil, no has cogido y aún no me has contestado. Puedo suponer que no tenías cobertura, que la tecnología ha fallado o que sencilamente aún no has revisado tu móvil. Pero pienso que sí que has visto la llamada y no me quieres contestar, porque tienes el día cruzado, porque de un tiempo a esta parte no te caigo bien, porque prefieres ignorarme. ¿Cómo salir de dudas? Volviendo a llamar, tomando la iniciativa. Lo fácil es esperar acontecimientos, presuponer y cuando algo no funcione decir "tal como me imaginaba, ha salido mal". Voy a intentar pensar en positivo, y sobre todo verificar si mis pensamientos tienen fundamento o no. ¿Por qué voy a pensar mal si puedo pensar bien? O mejor aún, ¿por qué no dejo de pensar y hablo?

Para evitar que el que puede que sea el último post del año quede un poco feillo, tengo que decir que estoy contento por algo: los regalos. Este año he estado hasta el último momento con paquetillos varios, esperando darles una alegría con todo mi cariño a los que van dirigidos. Algunos llegarán un poco tarde, porque no he podido completar el regalo cuando hubiese querido. Espero que no les siente mal. Ay, otra vez pensando en negativo. Quiero decir, ejem ejem, que más vale tarde que nunca, ¿no? ^^U

La verdad es que en casa los regalos hace tiempo que dejaron de llegar. Mi último regalo de navidad creo que fue antes de acabar en la universidad, y de eso ya hace un tiempo... Ese regalo fue el portátil desde el que ahora estoy escribiendo. Bendito regalo. Hoy escribo desde el pueblo de mi madre, mañana desde mi casa, otro día desde el lejano oriente... Qué grande es mi portátil. Ojalá que me dure muchos años. Son tantos recuerdos...

Bueno, ya va siendo hora de cerrar por esta vez el blablapost de turno jejeje Pasadlo muy bien estas fiestas, y si es en buena compañía mejor que mejor :P A los que os hayan traído regalos, a disfrutar como enanos, y a los que no, paciencia que todo llega, que no es que no os quieran regalar ¡No seais malpensados! ~_^

¡FELICES FIESTAS A TODOS!

PD: ¡Se me olvidaba el llavero! Ya dije que era mu simple, algun abalorio y una tira de cuero. Doblo la tira, la paso por la "hevilla" central y pego las dos bolitas en las terminaciones, que están rematadas en punta aunque no se ve, para que entren mejor. Fácil, sencillo y para toda la familia jijiji


viernes, 13 de noviembre de 2009

Reconduciendo el rumbo




Todo a babor o todo a estribor, me da igual, el caso es intentar provocar un cambio. O varios.

Esta semana he decidido empezar a usar una especie de cuaderno. El cuaderno de mis notas. Varias veces, a lo largo del día, tengo oportunidad de "tomar nota", mentalmente, como todo el mundo, pero hasta ahora no lo había hecho de una manera más concreta. Sé que puede parecer una bobada, pero confío en que me va a ayudar. Continuando con el mercadillo de los detalles, me he propuesto tomar nota del resto de mercadillos. Y como tengo memoria pez para según qué cosas, pues me he propuesto escribir esos detalles que me llaman la atención. Además, para cada detalle, tomo nota de que sensación me ha dado, si positiva, negativa o simplemente me ha llamado la atención. Quiero recordar y tener presente lo que va ocurriendo en el día a día y sobre todo hacer una especie de autoexamen. Quiero comprobar, si eso que me ha parecido mal, realmente es así, o realmente soy yo el que en ese momento me lo he tomado mal y a toro pasado lo veo de otra manera. Espero que esto me ayude a tomar otro tipo de actitudes respecto de los demás, según vaya viendo si me he equivocado o no. A veces tomo nota de cosas muy simples, que son casi más de educación que otra cosa, por ejemplo decir al menos "gracias" cuando alguien estornuda y se le dice "salud". Cuando digo muy simples, quiero decir que normalmente no se le daría mayor importancia, pero precisamente, el hecho de anotarlas indica que se la doy. Cuantas menos cosas simples registre, mejor, menos importancia les estaré dando.

Una cosa que me ha gustado, es ver que haya personas que se interesen por ti, por cómo estás en vista de tu mala racha, por así decirlo. No sé si son conscientes de la importancia que ese tipo de detalles tienen para mí, pero son de esos que quedan marcados con letras bien gordotas en lo más profundo de uno mismo. A veces me entran dudas de si tengo amigos de verdad, de esos que se cuentan con los dedos de una mano. Yo sé lo que haría por ellos, pero me asaltan las dudas de lo que ellos harían por mí. Gracias a detalles como los que digo, esas dudas se despejan de golpe, y sigo teniendo confianza en ellos. La confianza... Eso da para un triple post, mejor no sigo por ahí de momento, que sino sale esto mu tocho :P

Siguiendo con los detalles he intentado (a mi manera, ordenador mediante, esto da para otro post jejeje) acercarme a algunos de mis compañeros del trabajo. A ti te pido si tienes no se qué, a ti si sabes donde puedo encontrar no se cuál... el caso es intentar iniciar una conversación y bueno, dejarse llevar un poco y disfrutar de lo que los demás tengan que decir. Y si se puede aportar algo, pues también. Normalmente no suelo aportar gran cosa, pero al menos me gusta que las conversaciones discurran por cauces de humor. Una tontería por aquí, un chiste malo por allá, lo que sea, pero que haya chispa, vida. Eso sí que me gusta. Hoy me han preguntado por qué no eres así cuando estamos todos juntos tomándonos un café o lo que sea. Y no he sabido muy bien qué contestar, creo que me he salido por la tangente con no recuerdo qué (vaya, esto no lo he anotado! jejeje). Creo que son dos cosas básicamente: una, el orgullo estúpido, el que te provoca miedo al ridículo, y otra el no saber, conocer de los temas que se hablan y tener que escuchar y callar. Habría que empezar a solucionar ese miedo al ridículo. Investigando estoy.

Este fin de semana me he propuesto también que voy a intentar airearme un poco. Creo que paso mucho tiempo con el pc, internet y demás, y me estoy perdiendo cosas. Voy a empezar por retomar una cosilla que tenía pendiente hace tiempo y es renovar mi llavero. Algo súper simple que no me llevará casi nada de tiempo, pero que me entretenga hasta que empiece con más cositas. Este finde me voy a desconectar literalmente y a pensar un poco e intentar divertirme otro poco, pero al aire libre.

Veremos si el barco sigue por donde espero. Apuesto todo por mí :)

martes, 10 de noviembre de 2009

Existe la mala suerte?



¿A veces no tienes la sensación de que te ha mirado un tuerto? ¿Que la mala suerte se ceba contigo? Yo la estoy teniendo y ya no sé qué hacer.

Durante la última semana he tenido que ver cómo despachan a un compañero en el trabajo, según el jefucho de turno, "por su actitud". Una persona con quien podía contar, que me entendía, sabía cuándo invitarme a un café, a dar una vueltilla durante el mediodía, me aguantaba (qué importante), me ayudaba... Cómo le echo de menos, qué a gusto me sentía en esos ratos de desconexión. Ya no es lo mismo. Tengo otros compañeros de trabajo, pero casi ni les conozco. Hola y adiós. Y quien sabe si dentro de poco ni eso.

No pensaba yo que me iba a ir peor la semana, después de lo de este compañero, pero resulta que pasados dos días, me enteré de lo que era un síncope por propia experiencia. Llegando al trabajo, me metí en el ascensor, y se ve que el cerebro le debió decir al corazón "quieto parao" y se lo tomó al pie de la letra. Vamos que me dejo de subir sangre de mitá p'arriba y me caí redondo. De recuerdo, me llevo un corte debajo de la barbilla y 5 puntitos de sutura. Lo peor es que tras las pruebas en el hospital se ve que todo está normal, con lo que la cosa queda en simple desvanecimiento por esfuerzo físico. Pues menos mal que no tengo tropecientos años, que si no, a saber. Esto me ha dejado muy preocupado, porque no sé si me puede volver a pasar en otro momento y no hago más que darle vueltas.

Cualquiera que me conoce sabe que soy de hablar poco o nada y escuchar mucho. Soy muy susceptible y me tomo las cosas muy en serio. Donde para otro es un detalle sin importancia, yo tomo nota. Soy muy tímido (la verdad, exageradamente) en parte por una especie de complejo de inferioridad, porque observo y veo que en general estoy rodeado de cerebritos. No en sentido peyorativo, si no tal cual. Observo que la gente es muy rápida de reflejos, pilla las cosas, chistes, gracias al vuelo y hay que disimular con una sonrisa forzada, dando a entender que tú también te has enterado, cuando en realidad no lo has hecho. Noto que no vamos al mismo ritmo, y que no hay sitio para alguien del vagón de cola. Sólo estoy medianamente tranquilo si se habla de algo de trabajo, porque sé que ahí me puedo defender, y aun así a veces también me noto que me quedo atrás y necesito bastante más tiempo para pensar y llegar a una conclusión.

Aunque la verdad es que al menos en el trabajo es dónde realmente tengo oportunidades de relacionarme, porque una vez fuera de allí, se acabó. Del trabajo a los recados, de los recados a casa y de casa al trabajo. Vida monótona donde las haya. Al menos puedo pasar un rato divertido con mi querido mazdita, porque si algo me gusta es conducir. Aunque ahora mismo no pueda, porque no está conmigo. El viernes por la noche, en la autopista, sin farolas y lloviendo tuve un acidente. En una curva se me fue el coche de atrás y creía que me mataba. Choqué con la mediana, choqué con el quitamiedos y ahí me quedé, en medio de la carretera. Aún me duele un poco el cuello, pero quitando eso, no me hice nada grave. El coche se llevó la peor parte. Y otro coche al que aticé por detrás también. Después del papeleo pertinente me llevé de recuerdo una bonita multa por no señalizar bien el accidente. Me puse el chaleco, puse el triángulo y di los intermitentes, peeeeero no di las luces. Ahora estaré un tiempo sin el coche y cuando quiera ir a algún sitio el finde, donde no llegue el transporte público, me acordaré de la mala suerte otra vez y me conozco, me pondré triste...

El sábado es un día de relax, un día de estar tranquilo, de hacer tus cositas con calma, pero como la semana iba de la mala suerte, pues resulta que mi abuela, la única que me queda de los cuatro tuvo un infarto. Ambulancia, al hospital, reanimación, y al final sólo susto. De momento parece que está bien, pero no sé... donde pega el infarto queda dañada la zona, y a parte la mujer está con un espíritu que a ver cómo hacemos para levantarle la moral.

El domingo he tenido que ir a trabajar. Yo que pensaba que se había acabado lo de las horas extra, pero así fue. Estoy bajo chantaje de o compromiso o puerta, y ya no sé qué pensar.

Ayer salí del mismo trabajo a las 00:15, después de intentar sacar adelante algo que para la empresa es tan importante que no le importa la salud de sus empleados. Tuve que volver en taxi, porque a esas horas no tenía ya tren y entre semana sólo llevo el coche los viernes.

Me hubiera gustado continuar el blog con el siguiente episodio del viaje a Japón, que luego se me van a olvidar los detalles. Pero no tengo muchas ganas la verdad. He llegado a pensar en dejar el blog, mensaje en plan ceremonia de clausura, o un dibujito en plan cuenta atrás, algo así jejeje. De momento no lo haré, pero malo es que uno lo empiece a sopesar.

Creo que sopeso mucho. Quizá no debiera sopesar tanto. Quizá debiera pensar en cosas nuevas y dejar a un lado las antiguas. Pero cuesta mucho, mucho más de lo que pensaba.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Mi viaje a Japón

Konichiwa mina-san! (Hola a todos!)



Después de un mes (clavao!) vuelvo a escribir por aquí. Tenía esto algo abandonado, y ya le toca un update, actualización que diga (maldita deformación profesional ^^U). Tengo ganas de escribir más cosas, hay que ver lo que da una semana y poco de sí, pero de momento me gustaría ir contando un poco el viaje que he podido por fin hacer a tierras niponas.

Antes de nada, decir que el viaje iba a ser un poco a medio camino entre guiado y a la aventura. Teníamos cogidos los alojamientos y ciertas excursiones a sitios típicos, pero el resto era por nuestra cuenta. Y sin hablar japonés! Bueno alguna palabra ya sabía, pero vamos que a la aventura, con un par jajaja

Bueno, empiezo por el principio, el traslado hasta allí. Eterno, esta palabra lo resume bien. Salimos muy temprano, de madrugada, después de un desayuno en el aeropuerto, hacia París y sin problema, apenas hora y media medio sobao y cuando me di cuenta ya estábamos en la capital francesa. Bueno, ya sólo quedaba confirmar la hora y puerta de embarque y una vez hecho trasladarse a la terminal correspondiente.

Cogimos un autobús y tras un trayecto un poco largo, ya nos encuentrábamos en la zona de embarque. Una vueltecita por las tiendas y a la hora, al avión. Ya sólo quedaba llegar a nuestro destino, lo que se produciría unas 12 horas después. 12 horas!!! Muerteeee!! >__< Entre la DS, PSP, el minitelevisor de delante tuyo con películas hasta en arameo subtituladas, conocer un poco a dos chicos de al lado que también iban a Japón, aunque en otra ruta, y unas horillas de zzzzz llegamos a Narita. Por fin nos hallábamos en Japón!

Primera sensación "rara". Me sientía extranjero. Pero de narices. Salvo algún que otro occidental, a parte de mi compañero de viaje, no veía más que orientales por todos los lados. No está de más experimentar esa sensación, para entender como se siente una persona de rasgos físicos distintos a los tuyos en tu país. En fin, ya solo quedaba recoger la maleta y salir de allí. De momento se veía la información en japonés y en inglés, lo que tranquilizaba bastante. A la salida, nos encuentramos con la chica contratada por la agencia que nos iba a recoger y hacer de guía en nuestras primeras excursiones programadas. Se llamaba Megumi; resultó ser muy simpática y se la entendía bastante bien. Nos indicó que debíamos ir a canjear cuanto antes el Japan Rail Pass en la oficina de JR que hay en el propio aeropuerto. Este documento es una especie de bono que sólo pueden solicitar residentes fuera de japón, y que sirve para hacer viajes ilimitados durante un período determinado. Nos presentamos en la oficina y mientras Megumi retornaba al área de salida de pasajeros, para recoger a más gente, hicimos el trámite. Nos atendieron en inglés, y sin problemas, indicamos a partir de qué día queríamos que entrase en vigor el bono y nos lo hicieron en un periquete.

Como sabíamos que las siguientes personas en llegar a las que estaba esperando Megumi tardarían aún una hora y algo, dimos una minivuelta por la zona y nos fuimos a tomar un café. Y la primera en la frente, porque... tachán tachán... la chica del mostrador NO hablaba más que japonés. Yujuuuu!! Al final más o menos me hice entender entre signos, palabras sueltas y "capuccino" que es universal, pero fue curioso cuando menos. A la hora de pagar igual, te decía la cantidad y con un ojo la miraba y le decía que "ajá, sí, muy bien maja, pero no te he pillao ni jota" y con otro mirando la caja registradora a ver si ponía el número mágico. Ahora que me acuerdo me hace gracia, pero en el momento, ¡qué sofocón! jejeje

Al final llegaron el resto de personas del grupo y nos fuimos al autobús que nos llevaría hasta el hotel. Tras hora y media más o menos llegamos allí, al hotel Edoya que tiene pinta de ser un clásico, porque lo he visto ya en bastantes foros de viajes a Japón. El hotel bastante bien, no era gran cosa, pero las habitaciones eran más grandes de lo que cabía esperar, de hecho tenías dos partes claramente diferenciadas, el "salón" y el "dormitorio", amén del cuarto de baño/ducha. Y como estábamos en Japón no íbamos a alojarnos en una habitación occidental, no. Tenía que ser tradicional japonesa, con lo que fuera sillas y fuera camas. La verdad a mí se me hizo un poco incómodo el primer día, porque, hombre, sillas había, pero sin patas... tenías la parte del trasero y el respaldo y, a parte, un reposabrazo. Cuando pienso en que la postura verdaderamente tradicional es estar de rodillas... buuuf qué dolor ^^U. Y si no había camas, ¿dónde dormíamos? Pues en futones sobre el suelo. Una especie de saco y colcha, con una almohada rellena de arroz. Yo pensé al verlo "a la vuelta, traumatólogo", pero la verdad es que resultó bastante cómodo y no hubo que lamentar lesiones cervicales o similar jejeje.

A todo esto llegábamos con el famoso cambio de horario; recordemos que en Japón no hay cambio de hora por la brillante idea de ahorrar energía y tal, con lo que allí hasta hace poco eran 7 horas más que aquí. Vamos que teníamos un pelín de sueño, porque en el avión no es que se durmiese muy bien (y mira que soy marmota :P). Aún así, decidimos dejar todo guardadito en la habitación y lanzarnos a dar nuestro primer paseo por Tokyo. Cabe decir que el hotel esta situado muy cerca de lo que en Tokyo se conoce como el barrio electrónico, Akihabara. Así que decidimos dejarnos llevar y comprobar de qué iba aquello del "barrio electrónico". Total que andando llegamos a una espcie de calle muy larga y ancha, tipo gran vía o avenida, que estaba PLAGADA de edificios relacionados con la electrónica y sobre todo, el ocio electrónico. Tenías no tiendas, sino edificios enteros repletos de cachivaches varios, aunque no llegamos a ver nada fuera de lo común. Tenías ordenadores, cámaras, reproductores, consolas, electrodomésticos de todo tipo... A parte, había también edificios dedicados a la animación japonesa (a algunos os sonará Heidi, Marco, Mazinger Z... pues del pelo, pero claro, más moderno ^^U) Era entrar en uno, y descubrir que sólo estabas en la primera mitad de la primera planta de un edificio de 8 plantas. 8!!! Aquello era el paraíso para más de uno. Si querías un DVD, lo tenías. Un Cd de música, lo tenías. Una figurita, la tenías. Cualquier merchandising que puedas imaginar, por allí estaba. Había incluso una especie de mercado de segunda mano, donde podías encontrar auténticas joyas muy difíciles de encontrar hoy en día, como por ejemplo, juegos originales de la Nintendo del año de la pera (¿nos suena Super Mario Bros.? :P) Aquello fue tal shock, que apenas hicimos nada más que dar vueltas de pasada, ojeando y flipando a cada paso. Volvímos al hotel, encendimos el portátil y vimos que teníamos red. Navegamos un poco y después hicimos (hice) un poco el chorra con la cámara, grabando nuestras conversaciones en plan desvarío, que entre el sueño y el shock de Akihabara, no sabíamos ni por dónde nos daba el aire jejeje

Por cierto, que en el hotel dónde estábamos, teníamos a nuestra disposición un onsen, o baño termal. Éste en concreto estaba separado para hombres y mujeres, pero no siempre es así, los hay mixtos. La cosa es que tu llegas allí, hay una zona previa, en la que te duchas y tal y luego una bañera (más bien piscina, depende del hotel) más o menos grande con agua hirviendo. Bueno hirviendo no, pero es la sensación que te da cuando te metes la priemra vez, porque te sientes igual que los huevos cuando los van a cocer. Prefiero no pensar como se siente un huevo cuando lo van a cocer, pobrecillo. Aunque realmente los huevos cocidos están muy ricos. Uy, que se me va la cabeza ^^U Cabe destacar que al onsen se va en pelotas, con lo que a los más vergonzosos les puede suponer un mal trago la primera vez. La verdad es que tiene que ser un problema en uno mixto como a alguno se le active "calimero" en plan reflejo... qué peligro... jajajaja Bueno, que se me vuelve a ir, el caso es que una vez allí estás en la gloria, es de un relax total. Lo malo es que puede que os pase como a mí, que al poco tiempo empiezo a sudar como si estuviese recogiendo patatas en la huerta, y tengo que salir a refrigerarme un poco. Aún así resulta recomendable y desde aquí agradezco a Yrakso que me introdujese en el caliente maravilloso mundo de los onsen :D

Al día siguiente quisimos hacer una excursioncilla por varios sitios, pero al final sólo nos quedamos con uno, que fue Shinjuku. En mi defensa, he de decir que pasamos de despertador y demás gaitas y claro, el reloj biológico nos despertó a eso de las 11. En fin, que al menos algo de sueño recuperamos ^^U. Total que nos fuimos a Shinjuku. Para ello, dado que aún no podíamos usar el bono de JR, decidimos ir en metro. El bono de JR sólo sirve para los trenes digamos de cercanías y para los trenes bala de larga distancia, excepto uno, el Nozomi, que debe ser algo más rápido, cómodo, etc. La verdad es que el transporte en Japón es muy eficiente, puntual, limpio y tal, pero caro de narices. Un pequeño trayecto de digamos 5 kilómetros, con un billete sencillo de ida, te salía el metro unos 3 euros. Manda huevos. Lo bueno del bono, que podíamos pillar los trenes bala como decía, y ahí si que lo amortizabas, porque un billete sencillo en uno de esos bichos te podía salir por el módico precio de unos 120 euros al cambio. Casi nada, vamos. Bueno, a lo que iba, que fuimos a pillar el metro y la máquina expendedora... estaba en japonés... Existe una técnica milenaria prohibida para gente ya experimentada, profesional y eso, que se llama la técnica del "prueba y error". Pues no nos quedó más huevos (y vuelta a los huevos, no sé qué me ha dao XDDD) que hacer uso de ella. Lo malo fue que la primera vez no supimos acertar con las teclas y por lo pronto ya se nos había tragao un billetito. Así que mi apreciado compañero, como buen informático, se fijó en que al lado de lo que parecía un botoón de "ok", había otro, que el supuso de "cancelar". El botón en cuestión tenía impreso "call", con lo que la comedia estaba servida. En apenas 3 segundos, se presentó un japonés que parecía salido de Canción triste en Hill Street, con su corbata, trajecillo sin chaqueta y bisera y preguntando qué nos sucedía (eso daba a entender). El hombre se desvivió por entendernos, consiguió devolvernos el dinero introducido, hasta que mi compañero, que a partir de ahora será Yrakso, decidió que ya había visto sufrir bastante al pobre hombre y le espetó un "NOTHING!" que el hombre se lo tomó como si se lo hubiera dicho el sargento de hierro y desapareció ipso facto! jo pobrecillo... Poco a poco, nos enteramos de que la combinación ganadora para nuestro billete era: meter dinero, pulsar tipo billete (normal, bono diario, ?¿?¿, ?¿?¿?¿?¿?¿), pulsar cantidad de pasta (según distancia, marcas de cuanta pasta es el billete), pulsar tipo usuario (adulto, niño), pulsar número de billetes, dar cera y pulir cera. Ale, al metro se ha dicho.

Cuando llegamos a Shinjuku pudimos ver que prácticamente toda la zona son edificios bastante altos y modernos, y en algunos casos ya rascacielos, propiamente dichos. Las plantas inferiores, solían albergar centros comerciales y tampoco vimos gran cosa que nos llamase la atención. No es que no tuviésemos ganas, o curiosidad, es que el sitio tampoco daba mucho más de sí, y no te recorres tropecientosmil kilómetros para ver rascacielos y comercios. Por aquella zona estaba el Hyat Park que era el hotel dónde se rodaron algunas de las escenas de la película "Lost in translation". También estaba el rascacielos Shinjuku NS, que era de los pocos que te permitía acceder a las últimas plantas y obervar desde allí a través de un trozo de pared de sólo cristal, alguna que otra vista espectacular de Tokyo. Es muy bonito el megareloj de péndulo que tiene en el hall principal, digno de verse. Sinceramente no nos hizo mucha gracia Shinjuku, ya que todo era más de lo mismo, edificio mastodonte, planta baja con comercios. Nos fuimos un poco decepcionados. Lo único que a mí al menos me gustó como para volver, fue el parque central. Resultaba curioso como entre la maraña de edificios gigantes hay un parque enorme embebido. Un parque con sus banquitos, sus espacios abiertos de llanuras inmensas para tumbarte si quieres. Con estanques y puentecitos y carpas que por su tamaño podían pasar por primas de Godzilla (una especie de lagarto mutante, el equivalente a King Kong en Japón) Muy relajante, la verdad. Por cierto, había que pagar por entrar ^^U

Bueno, creo que este post ya me recuerda al pez globo en su fase de hinchado máximo y creo que habrá que trocear el relato, y aún así seguro que alguna cosilla me dejo ^^U. Nos leemos en el próximo post!

jueves, 1 de octubre de 2009

Gracias y hasta pronto



Me voy de viaje Lalalalala Otra vez! ¿Qué envidia eh? jejeje Esta vez me voy a tomar p.. me voy a Japón, la tierra de los emperadores, de la electrónica, de los frikis, de... en fin que me voy.

Y me voy alegre y feliz. De nuevo han intentado minarme la moral las altas esferas de la pseudoempresa en que trabajo, han estado a punto de joderme el viaje hasa el último segundo. Pero nunca mais. No se lo merecen. Ha sido la última vez que me quedo en horas invisibles. Diría extraordinarias, pero ese concepto me han confirmado que no va a aplicar, con lo que invisibles le va bien.

¿Y por qué doy las gracias? Pues porque creo que tengo amigos. Sí. Ya empiezo a creer un poco en esto de hacer nuevas amistades y en no quedarse anclado en recuerdos. Tengo abandonado el mercadillo de los detalles. A veces siento que sobro, que no encajo, que si no estoy da lo mismo y eso hace que mi puesto sea más chico. Detalles con cuentagotas. Al menos no me han chapado el chiringuito por falta de ventas :P

Te doy las gracias a tí, que me chocas la mano y me deseas buen viaje aunque sea el día anterior.
A tí que me das un ostión en la espalda y me deseas que me lo pase de puta madre "porque te lo mereces".
A tí que te interesas por mi ánimo y pones cara de niña buena con una sonrisa superdulce deseando que me lo pase muy bien.
A tí que me aguantas el humor de estos días cuando llego a casa y me conoces demasiado bien desde que nací.
A tí que aún en los momentos más duros no paras de postear, a cada post más bonito.
A tí que siempre tienes un trocito de sabiduría para compartir y levantar el ánimo.

Ya se me ha mojao la mejilla... Anda! Los clinex!! Que no se me olviden meterlos a la mochila!

Os doy las gracias a todos por ser como sois, ni más ni menos. Os quiero

domingo, 13 de septiembre de 2009

Asumir tu responsabilidad

Mira que podía haber puesto de título Días revueltos II, en plan peliculero, porque en parte este post viene a continuar el anterior, pero creo que el título puesto refleja mejor el siguiente contenido.

A uno no le gusta que le carguen con tareas que no le corresponden. Pero ¿qué pasa con las tareas que si te corresponden? Que debes asumirlas, intentar llevarlas a cabo de la mejor manera posible. Y aquí es donde damos vuelta a la tortilla (se ve que lo de los huevos revueltos me ha inspirado en este punto).

Tengo funciones en mi trabajo que no he podido asumir. Y tengo dos razones para ello.

Por un lado falta de conocimiento. Lo que no sé, no me lo puedo inventar. Puedo romperme la cabeza, y buscar donde haga falta, pero eso implica que necesito un tiempo que normalmente no se dispone de él. Muchas veces no tengo claro si debería tener tal o cual conocimiento. Tengo una base. Bueno despues de unos años, algo más de una base. Esa base de conocimiento va creciendo, acumulando experiencia. El problema es dónde está la frontera para mi empresa entre lo que yo sé y lo que debería ya saber. Tengo la sensación de que se me sobrevalora y se me presuponen unos conocimientos de los que carezco.
A veces, no sé realmente cómo enfrentar esa situación. Por un lado lo oculto, me busco la vida para adquirir ese conocimiento que se me supone y sigo adelante. Por otro lado, lo digo claramente, que no puedo hacer tal cosa, porque es que no tengo ni idea de cómo hacerlo. Y en esta alternativa, es cuando me entran las dudas de que pueden pensar los demás acerca de mí. Me siento muy mal, porque siento que fallo, que debería responder y no puedo, porque no sé. Siento que dejo de hacer mi trabajo, pero ¿realmente es mi trabajo? Y siguen las dudas...

Por otro lado despiste. Y esto sí que no tengo excusa. ¿Qué ocurre si me dicen que tenga en cuenta algo y se me pasa? Creo que en parte es una cuestión de organización, de método, de anotar las cosas si hace falta para que no caigan en el olvido. Si se te olvida comprar la leche, es porque antes se te olvidó anotarla en tu lista de compra, y porque antes al acabarla olvidaste "anotártelo" para la siguiente compra. ¿Qué ocurre cuando te dicen en tu trabajo por qué no se ha hecho esto o aquello si estaba incluso escrito? Pues que sienta como una patada "ahí", porque encima estaba "registrado" de alguna forma.

El despiste provoca que se dejen cosas sin hacer y que a última hora haya que hacerlas de cualquier forma o incluso dejar de hacerlas, para al menos tener algo cerrado y presentable al cliente. La falta de conocimiento ha supuesto que tome algunas decisiones equivocadas, que no tengo claro que me correspondiesen a mí, pero sí sé que las tomé yo. En parte a causa de esas decisiones, no sólo he provocado un retraso en el trabajo para mí, si no que, lo que es peor, para los demás. Tengo unos compañeros de trabajo estupendos y a causa de este retraso nos vemos obligados a meter horas extras incluso fuera de nuestra jornada laboral habitual, lo que vienen a ser fines de semana. Y no me lo perdono.

Hoy domingo, vengo del curro de dar el último empujón al proyecto que estamos realizando. Vengo bastante cansado. Por una parte estoy "contento" porque he podido solucionar algún que otro fallo que he observado en el propio proyecto. Por otra parte estoy dándole vueltas a si necesito salir de la empresa y encontrar otra en la que encaje mejor, porque tal vez sobre y en mi lugar se necesite otro tipo de no ya profesional si no persona que sea más organizada y sepa tomar decisiones más acertadas y llevar a mejor puerto el trabajo.

Me voy a cacharrear con las balanzas, y a ver si recapacito y saco conclusiones.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Días revueltos


Como los huevos. Ya podían ser la mitad de ricos. Llevo unos días que no hacen más que decirme "para qué te levantas de la cama?". Por partes, que diría aquel.

No hago más que comerme broncas en el trabajo. Que si esto por qué está así, que por qué no puedo decir con exactitud cuánto puede costar hacer tal cosa, que si se esperaba más de mí en plan punta de lanza de los "nuevos" proyectos de la empresa, como arquitecto y tal, cuando en mi contrato no pone eso ni de lejos... De todas formas, algo inmunizado debe salir uno, porque dentro de lo que cabe me ha sentado menos mal que la semana pasada, que fue de traca, porque me cayeron por todos los lados, desde minijefes hasta hyperjefes.

No van las cosas como a mí me gustaría, pero eso me hace pensar que tal vez esté en el lugar equivocado, porque un proyecto necesita una serie de personas con sus cualificaciones profesionales cada una, vamos un poquito de todo. Y no puede ser, que a la hora de afrontar un desarrollo, nos encontremos con que me faltan escalones en el medio de la jerarquía laboral. Hecho de menos un buen analista orgánico, un arquitecto, hasta un buen funcional. Creo que incluso me falta alguien que sepa tomar bien los requisitos del cliente, ayudarle a decidirse cuando no lo tiene claro e incluso encauzarle a favor nuestro, lo que sea más sencillo, menos costoso y que le valga igualmente. Pero claro, para eso hay que conocer el trabajo, tecnologías y demás de los que nos movemos a ese nivel. Porque si no tienes ese tipo de experiencia, es fácil errar al tomar decisiones. Y claro, una forma de evitarlo es descargar tu responsabilidad en gente de niveles inferiores (no me gusta la expresión, pero es así), o sea, los que en mi opinión curramos "de verdad". Pero si falta experiencia a ese nivel, estamos en las mismas. De ahí la falta de "escalones". Es precisamente la zona digamos media la que hace falta. ¿Cómo se está subsanando (mejor dicho solapando) esto? Haciendo que gente de abajo coja funciones de más arriba. Qué bien. Ahorramos costes y esto sale adelante. Estupenda gestión, sí señor. Salvo por el detalle de que cuando haga falta ese bagaje profesional va a cantar, porque las cosas se van a empezar a retrasar, se van a tomar decisiones equivocadas, porque falta experiencia, etc.

Lo peor es cuando me he decidio a tantear el terreno con alguna oferta laboral en mano y ver cómo responde la empresa ante eso. Cómo me acuerdo del día que me quedé sin ir a Valencia a ver la final de copa, porque había bastante trabajo y fechas de entrega a la vuelta de la esquina. Tonto fuí. Ahora me acuerdo de las horas de más que se me van cada día, siempre pensando que las cosas vayan un poco mejor. No soy el tío más rápido del mundo, pero intento compensarlo y si necesito más tiempo pues es lo que hay. Pero mi horario es el que es y no debería sobrepasarlo. De qué ha servido qedarse en jornada veraniega tardes y más tardes, procurando avanzar cosas. Todo para que te vengan decir que tus proyectos no los estás llevando bien (debo ser EL responsable de cómo van y no me había enterado), que hay crisis (quien lo diría viendo facturas de comidas y alojamientos, es lo que tiene ser informático, que acabas viendo lo que no deberías ver) y que hay que ser más "activo", que se me ve muy inactivo...

Estamos 4 gatos, ratoncillos, pulgas que sabemos lo que se cuece en la sala de máquinas. Si tu empresa te responde así ante su punta de lanza, su proyecto estratégico, no quiero pensar cómo va a ir a futuro. Debe ser que las piezas del engranaje cuando chirrían se sustituyen y ya está. Claro que a lo mejor no encuentras piezas de recambio, porque tienen que adaptarse, rodarse. O puede que las piezas las estén empleando en otra maquinaria más moderna y mejor engrasada. Qué orgullosas se tienen que sentir las piezas al verse en esa situación, valoradas.

No oigo palabras de agradecimiento. Sólo reproches, malas caras. Yo al menos procuro agradecer a mis compañeros el esfuerzo extra, ese que no tienen por qué hacer y menos por esta empresa. Sé que gusta que te valoren, que te digan ánimo, que te digan gracias por tu apoyo, porque a mí me gustaría que me lo hiciesen. En fin, que visto lo visto, lo mejor va a ser buscarse las alubias en otra parte y en ello estamos.

Para amenizar la velada semanal, por si faltaba algun ingrediente más picante, me encuentro un día al salir del trabajo con una luna del coche destrozada. No he echado nada en falta. Pero otro parte al seguro, otra vez al taller, otra gotita más para estar contento.

Y por si la cosa tenía visos de mejorar, me han robado el móvil. Ya las circunstancias es lo de menos. Y el propio móvil menos aún. Sí que me ha jodido quedarme sin la agenda y los mensajes. Toca ir haciendo colecta de números y algunos no van a ser fáciles de recuperar.

Menos mal que ha habido unos días de vacaciones. Total, como si no, porque cualquier atisbo de batería cargada se ha ido al garete. En un mes, voy a quemar el resto de días que me quedan en otro viaje, uno que siempre he querido hacer desde crío. Cumplir un sueño, eso sí que es vivir una vida, pero bien :D

En fin, a la vuelta espero tener más claras las cosas. A día de hoy veo borroso.

martes, 25 de agosto de 2009

De vuelta



No me he enterado. Se han pasado dos semanas, en las que el tiempo pareciese que buscaba el récord del mundo de los 400 lisos. Ya solo me queda el recuerdo de las vacaciones, y el presente saludando. Con mala leche por cierto. Mira que puedes volver a la rutina mejor o peor, pero hoy ha sido de esos días que mejor no te levantas. El coche no arranca, a buscarse la vida entre buses y trenes, en el trabajo cañonazos por todos los lados y un soldadito defendiendo el castillo, quiero enviar un paquete y correos cerrado, llego a casa y al cacharro de internet le ha costao la santísima funcionar.
Jo... ¿no hay prórroga en los deportes? ¿Por qué en las vacaciones no? No es justo.... :P

Al menos tengo la sensación que han sido dos semanas muy aprovechadas. Primero de viaje por las tierras escocesas del norte de las islas de la Gran Bretaña (qué anticuado, ahora se lleva lo de UK, o mejor, Royaume-Uni para los eurovisivos jejeje). Y después unos días por tierras leonesas, recordando tiempos de pezqueñín, en el pueblo de mi padre. Qué puñetas pinto yo aquí, con lo a gusto que estaba en plan festivo-marmotil... ainss

Del viaje a Escocia si algo me ha quedado claro es que tienes que tener muy claro a lo que vas: paisajes, castillos. whisky y lluvia. En mi caso con el viaje he intentado coger la esencia de Escocia, por así decirlo, lluvia incluida ^^U. Hacer turismo, mezclarte, hablar con gente en los pub o en un pueblo perdido de la mano de dios, porque el maldito gps se ha vuelto loco. Ha sido divertido.

Empecé yendo a la zona de Saint Andrews, la cuna del golf mundial. Allí están también el castillo junto a la costa y la gran catedral, que muchas veces se adopta como imagen de la propia Escocia en guías de viaje y cosas del estilo.

El castillo, estaba hecho una piltrafa. Apenas quedaban algunos muros en pie. Pero los interiores, su división te hacían imaginarte un poco como sería aquello. Bueno la imaginación y el panfleto de la entrada con su dibujillo de "reconstrucción". Resultó curioso que en la parte baja del castillo había una especie de pasadizo que iba a parar a los cimientos de una casa que se encontraba unos cuantos metros fuera del recinto del propio castillo. ¿Qué mejor manera de empezar un viaje que casi arrastrarte por un túnel? Aquello ya parecía Indiana Jones, solo que en vez de látigo pues una riñonera, pero echándole imaginación todo es posible claro. Al parecer cuando en su día sitiaron el castillo, los sitiados intentaron huir a base de excavar un tunel desde dentro del castillo. Lo malo que no hicieron bien los cálculos y cuando creían que habían avanzado los metros suficientes, al romper hacia la superficie fueron a dar a los bajos de una casa, donde después de la sorpresa, se los cargaron y penetraron en el castillo. Claro que a buenas horas, porque habían inflado el castillo a bolazos de tal manera que casi no quedaba nada en pie. En fin.

La catedral resulta impresionante. Hecha una piltrafa, pero impresionante igualmente. Era enorme. En pie seguían un lateral y parte del frontal, con sus arcos, ballesteras y alguna que otra figura. Junto a la catedral rodeándola un montón de tumbas, unas más agraciadas que otras, dependiendo de tu oficio religioso, tu economía o ninguna de las dos. En una zona más o menos céntrica quedaba una torre. A la que se podía subir previo pago, claro. Muy alta y con unas vistas desde arriba imponentes. Veías todo Saint Andrews, el castillo, los campus universitarios, los campus de golf, hospital mayor, casitas y más casitas... Muy chulo.

Por cierto hablando de pagos, es bueno saber que les ha dado por sacar el llamado "Explorer Pass" una especie de bono, que por 30 libras si no recuerdo mal te da acceso 7 días (salteados) a todos los monumentos que se encuentran bajo el sello de Historic Scotland. No parece mucho, pero cuando llegas al castillo de Edimburgo y ves que sólo por entrar te clavan 13 libras pues... interesa. Me quedé con las ganas de echar unos hoyos, pero dado que no tengo mucha idea preferí seguir el viaje para ir descubriendo más cositas.

La siguiente parada fue el castillo de Glamis, que viene a ser el 5 estrellas entre los castillos. Digamos que pasé de lo ruinoso, al lujo extremo. Un parking enorme en la entrada (previo pago) y allí estaba, imponente. Por fuera, ya te llama la atención, así en plan Eurodisney con sus torrecitas y tejaditos acabadas en pico, almenas, reloj de las uvas. Y muy alto. Tanto que para hacerte una foto sudabas para encuadrarlo y que no se perdiese detalle. Una vez dentro todo es lujo por doquier, que si las alfombras de dibujos geométricos superenrrevesados por todos lados, que si tapices, armaduras, cofres (uno abierto con cartel de si lo cierras, no hay quien lo reabra, tal era el mecanismo de cierre). Los señores que vivieron allí (y viven, que aún está "en uso") no sabían lo que tenían. Unas chimeneas de caerte de espaldas, enoooormes con estatuas doradas a ambos lados representando a arqueros y la parte superior con filigranas de metal y madera, representando una especie de escena de cacería. Los salones, especialmente el del comedor, con su cubertería de plata puesta y dispuesta para la comida, espacio para dar y tomar, una especie de armarios hechos en China (en China? O_O) con multitud de dibujos de figuras estilizadas, usando algo tipo pan de oro sobre fondos oscuros. Los dormitorios eran p'a caerse tambien, con las típicas camas, con esa especie de techo (no sé cómo se le llama ^^U) y cortinajes cubriendo las cuatro esquinas. Seda por doquier y retratos por más doquier todavía. El viaje ya prometía y acababa de empezar.

Después la ruta me llevó hasta la zona de Aberdeen y concretamente a visitar el Castillo de Dunnottar (creo que se escribía así ^^U). Este era de los ruinosos, pero tenía la peculiaridad de que lo habían levantado en una especie de acantilado, que a modo de islote sólo es accesible desde la costa a través de una pequeña porción de tierra que primero desciende desde la costa y luego asciende hacia el castillo. No quiero pensar cómo sería el tráfico en su día, yendo y viniendo al islote del castillo por ese pequeño pasaje tobogán. El castillo era algo mñas grande que el de Saint Andrews, y todo estaba perfectamente marcado con cartelitos, que si el cuarto del duque, el de la condesa, la panadería, la cocina, el horno, el establo, el almacén, la capilla... Bastante impresionante, sobre todo por su localización. Además cuenta la historia, que en su día, cuando los ingleses intentaron apoderarse de los "Honores de Escocia" (las joyas del reino, o sea, corona, espada y cetro), dos mujeres consiguieron pasar desapercibidas entre los guardias que rodeaban el acceso al castillo con los honores entre sus ropajes, para ponerlos a salvo de la deshonra que supondría verlos en manos inglesas. Hay que hacerse una idea de la ya tradicional tirria que le tenían (tienen, tendrán) gran parte de los escoceses a Inglaterra.

El siguiente punto o puntos, fue la ruta de las destilerías, camino a Inverness. Estuve hasta en cuatro destilerías de whisky, por curiosidad sobre todo, de ver las diferencias entre unas y otras. Todas están preparadas para el tema turístico y organizan visitas guiadas cada media hora o así. A lo largo de la visita te van explicando todo el proceso de creación del whisky, desde la mezcla de la cebada con el agua, pasando por la fermentación, hasta la destilación y almacenamiento. Resultaba muy sobrecogedor ver los enormes toneles dónde germinaba la cebada en su mezca con el agua, produciéndose una especie de olorcillo a mosto muy curioso. Igual de impactantes eran los alambiques gigantescos dónde se lleva a cabo la destilación en dos fases, para intentar obtener un alcohol de mayor graduación. Me llamó la atención que todos los procesos estaban informatizados, excepto uno, quizá el más importante: la selección de la segunda destilación. Resulta que en esa segunda destilación hay como tres partes diferenciadas en la obtención del líquido. La primera tiene la mayor concentración de alcohol, pero también muchas impurezas, por lo que se reutiliza para una posterior destilación. La segunda, es la que interesa, la más pura y con el porcentaje de alcohol que caracteriza al whisky. Y la tercera, no tiene apenas "fuerza" y también se destina a su reutilización. En esta separación interviene sólo el encargado del proceso. No hay ordenador que valga, es cuestión de experiencia y afinar. Así siempre queda una parte puramente artesanal que condiciona el gusto que tendrá el whisky tras su envasado en barrica y maduración. Por cierto, al final de cada visita se ofrecía una degustación de una o más variedades de la producción de la destilería. Es de esos momentos que te preguntas por qué tengo que conducir un coche en vez de que me lleven :(

Más adelante visité uno de los pocos fuertes que quedan activos, el Fort George. Lo de activos suena a chiste cuando no ves un puñetero soldado en metros a la redonda y de repente no se sabe de dónde pasa uno por tu lado a toda prisa como si se le quemase el cocido y desaparece por una puerta. En fin. Está conservado a la perfección, con su enorme muralla defensiva y sus ditintas dependencias. A parte de los típicos barracones para los soldados y los comandantes de mayor rango, tenías la cocina, el almacén de provisiones, la capilla, cómo no, y el polvorín. El polvorín tenía sus propios muros rodeándolo dentro del fuerte, resulta fácil adivinar por qué. Una chispa inoportuna y baboom! Qé paradoja proteger al fuerte de su propio polvorín. Allí se hacía una especie de representación de la vida en cuartel por parte de un soldado (eso quiero creer, porque vaya pintas, y lo de la falda es lo de menos, porque parecía que se había detenido el tiempo en el siglo XVIII ). A parte de contar como vivían en el fuerte o luchaban en las guerras con los mosquetes y tal, me llamó la atención la vida de las mujeres de los soldados. Poco menos que amas de casa sumisas, lo peor que les podía pasar es que se les muriese el marido en la batalla. Los primeros años de vida del fuerte, eso era un despido automático a campo abierto y allá te las entiendas. Con el tiempo se cambió la normativa (se vé que hubo algún alto mando en el fuerte al que se le ablandó un poco el corazón). Se le daba de plazo a la todavía viuda un mes para encontrar marido otra vez en el propio fuerte. De encontrarlo, todo solucionado, aunque fuese por necesidad. Si no, pues a la calle. No es que la cosa hubiese mejorado mucho, pero al menos no era patada inmediata.

Otra parada en el viaje fueron las islas del oeste, concretamente la de Skye. Fue la fase del viaje más pintoresca por así decirlo. Paisaje totalmente campestre, pueblecitos pesqueros, el faro del fin del mundo (se ve que hay varios en el mundo, no iban a ser menos los escoceses) con un tiempo de perros que casi salgo volando (literalmente). Fue algo así como la fase de más relax. Probé por recomendación el filete de Angus (una raza de ganado autóctona) y se me hizo la boca agua. Aquello era gloria, súper suave y lleno de sabor, una delicia. Ahora que recuerdo, en todo el viaje no tuve el valor suficiente para echarle mano al haggis, una especie de "morcilla" escocesa, a base de entrañas de cordero (hígado, corazón pulmón). Será el plato más típico, pero algo me decía que con verlo en fotos ya me enriquecía culturalmente lo suficiente.

Para rematar el viaje las últimas visitas fueron Stirling y Edimburgo. Stirling tiene el castillo (otro más ^^U) de visita obligada, pero ya no sorprende tanto como lo haría de ser de los primeros en el viaje. El mayor problema que tuve con este, fue que casi todo estaba o cerrado o en reformas, con lo que era casi imposible ver nada que no fuesen las calles interiores de la ciudadela. El palacio renacentista que construyeron en su interior es de lo más destacado, al menos por fuera, con estatuas y figuras decorando las fachadas y dándole un toque casi diría que recargado, para lo habitual en los castillos escoceses. Cerca del castillo está el monumento a William Wallace (Braveheart). Iba con la hora justa pero aún así decidí ir a verlo. Es una especie de monumento torre, que seguramente permite divisar unas panorámicas de Stirling espectaculares. Digo seguramente, porque después de dejar el coche en el parking y empezar a subir el camino al monumento a lo Rocky Balboa (me faltó un pelo para poner la música con el móvil :P), no me dejaron entrar. Quedaban diez minutos de visita, pero ya no admitían más accesos. Y yo reventado y acordándome de los antepasados de la amable señora. Una pena.

Edimburgo, fue la última parada en el viaje. Y menos mal. Empezaba a estar un poco cansado de tanto castillo, pero me había guardado el mejor para el final. El acceso lo haces desde el casco antiguo desde una megacalle que se llama la royal mile o milla real. Todo cuesta arriba jejeje. Una vez dentro te das cuenta de lo que llegaba a albergar un castillo de los grandes. El palacio real, con los Honores de Escocia en una gran urna de cristal vigilados por un montón de guardas uniformados... con faldas... El monumento a los escoceses caídos en las guerras mundiales, con su advertencia de silencio y respeto, todos paseando pero casi sin hacer ruido, muy impactante. La prisión, con sus hamacas y otras comodidades de las que disfrutaban los presos. El museo de la guardia dragoniana, el único regimiento escocés con caballería. La capilla de Santa Margarita. Mons Meg, el cañón más potente de la época. El cañón de la una en punto, que dispara casi todos los días una salva a esa hora, de manera que cada escocés pueda ajustar su reloj jejeje. Es un castillo para perderte horas y horas viendo cada edificio. Por cierto, al igual que en otros lugares históricos con visitas y tal, se ofrecen unas audioguías (como miniradios) que resultan muy prácticas si no dominas el idioma. Te las ofrecen (alquilan, mejor dicho) en tu idioma y en cada punto que tienen algo que decir lo marcan con un cartelito y un número. Pones ese número en la audioguía y ale, a escuchar y disfrutar. Además suelen hacer las explicaciones de forma amena, casi en plan teatral, con efectos de sonido y todo. Muy recomendables.

Hay algunas cosillas que me dejo (la foto es del castillo de Eilean Donan, el que más me gustó, porque es que parece a posta para una postal, con el reflejo en el agua, muy bonito), pero creo que esto ya está saliendo un post bastante TOCHO, y tampoco es plan de contar la biblia (a buenas horas XDDD).

A ver si voy sacando tiempo y os leo, que por encima veo que los blogueros habéis ido posteando como si no tuviéseis vacaciones :P

Ea, como diría aquella canción, vaaamos a la caaamaaa que hay que descansar, paaara que ma..ñaan...aa podaasmdjd madrfjn.z.zzz.z.zzzzzzzzzzZZZZZ......