lunes, 6 de julio de 2009

Recordar el pasado. Observar el presente. Cuidar el futuro.


Por fin he conseguido echar a mis padres de casa! ^__^

Es broma :P

La cuestión es que desde hace un buen tiempo (quizá demasiado), mis padres han estado bastante atados, sin poder casi ni salir a disfrutar un poco de sus vidas, porque una de mis abuelas quedó incapacitada en silla de ruedas. Hasta hace poco hemos podido disfrutar de su experiencia, de su saber, de su cariño y, por qué no decirlo, hasta de su ironía (cómo le gustaba dejar caer puyitas jejeje). Ahora, ya no es lo mismo, porque recientemente ha sufrido daño cerebral y casi no puede ni hablar, y a veces ni te reconoce. Todo esto supone que su dependencia es total, y para todo lo que cualquiera hacemos normalmente, como nuestro aseo, vestirnos, salir a la calle, requiere de ayuda.

A mi madre le costó horrores decidirse a ingresarla en una residencia (al fin y al cabo es su propia madre). Y ha tenido que ser casi por fuerza mayor, a causa de su operación de varices, cuando ha accedido a ello. Bueno, creo que nunca ha accedido realmente, pero sabe que ahora mismo es una necesidad.

Y además una necesidad no sólo física si no también psicológica. Un día salió el tema de la residencia y mi padre le decía que según qué cosas, hay que pensar con la cabeza y no con el corazón. Y yo le decía que pensase en ella un poco, no que se olvidase de la abuela, pero sí que se mimase un poco más. Y no lo veía claro, siempre replicaba que si yo la veía a ella así, así veía ella a su madre. De algún modo, hemos podido convencerla, más o menos, claro.

Vengo de visitarla, como cada día. No estaba muy habladora, pero a base de sacacorchos me he enterado del menú del día, de dónde vienen algunas cuidadoras, de quién pasa más tiempo con ella y hasta de las peleillas que se traen algunos inquilinos en plan gran hermano :P Y es ahora cuando más te das cuenta de lo que significaba en tu vida, en tu día a día. Ahora es cuando más nos necesita, y aunque le cueste demostrarlo físicamente, estoy seguro de que lo que le hablamos, le animamos, le reconforta, y que de algún modo nos entendemos.

Mi padre pensando que hacía falta un poco de desconexión, comentó ayer de ir unos días al pueblo dónde nació y creció de niño, cerca de Boñar, en la provincia de León. Otra vez mi madre con la balanza haciendo equilibrismos. Pero ella sabe que es quien más necesita "oxígeno", así que al final han marchado los dos. Vaya asco de día que han cogido para salir de viaje, a ver si la cosa mejora jejeje.

Así que aquí estamos, de amo y señor del castillo jijiji, en un día de perros (al menos aquí no para de llover :( ), pero con satisfacción, porque sé que aunque mi madre siga con el cable enganchado aquí, a su casa, sus quehaceres, sus alumnas de manualidades, ese cable es hoy un poquito más fino.

Recuerdo cómo ha sido mi abuela. Veo cómo mi madre se toma unos días de ocio. Miro cómo van a discurrir los próximos días. Y sonrío. Pienso en positivo, pienso en las vacaciones, pienso en las cosas que aprendo y aprenderé cada día, pienso en los amigos, en cuidarlos y en que no se olviden de que tienen a alguien con quien poder contar :)

1 comentario:

Casiopea dijo...

Es muy bonita la parte final del post, la que se refiere a los amigos. Siempre es bueno saber que podemos contar con alguien, sea el momento que sea. Yo también quiero muchísimo a mis abuelos. Tengo la suerte de que me quedan tres, sólo ha fallecido mi abuelo materno, hace ya unos años, e incluso conocí a mi bisabuela, que murió con casi 100 años y estoy convencida de que se murió porque quiso. De ellos he tomado la sabiduria popular de muchos de mis relatos y en ellos pienso muchas veces cuando escribo, aunque no lo sepan. Sé lo que es estar como si te faltara algo...

Besos y dulces sueños...