lunes, 2 de noviembre de 2009

Mi viaje a Japón

Konichiwa mina-san! (Hola a todos!)



Después de un mes (clavao!) vuelvo a escribir por aquí. Tenía esto algo abandonado, y ya le toca un update, actualización que diga (maldita deformación profesional ^^U). Tengo ganas de escribir más cosas, hay que ver lo que da una semana y poco de sí, pero de momento me gustaría ir contando un poco el viaje que he podido por fin hacer a tierras niponas.

Antes de nada, decir que el viaje iba a ser un poco a medio camino entre guiado y a la aventura. Teníamos cogidos los alojamientos y ciertas excursiones a sitios típicos, pero el resto era por nuestra cuenta. Y sin hablar japonés! Bueno alguna palabra ya sabía, pero vamos que a la aventura, con un par jajaja

Bueno, empiezo por el principio, el traslado hasta allí. Eterno, esta palabra lo resume bien. Salimos muy temprano, de madrugada, después de un desayuno en el aeropuerto, hacia París y sin problema, apenas hora y media medio sobao y cuando me di cuenta ya estábamos en la capital francesa. Bueno, ya sólo quedaba confirmar la hora y puerta de embarque y una vez hecho trasladarse a la terminal correspondiente.

Cogimos un autobús y tras un trayecto un poco largo, ya nos encuentrábamos en la zona de embarque. Una vueltecita por las tiendas y a la hora, al avión. Ya sólo quedaba llegar a nuestro destino, lo que se produciría unas 12 horas después. 12 horas!!! Muerteeee!! >__< Entre la DS, PSP, el minitelevisor de delante tuyo con películas hasta en arameo subtituladas, conocer un poco a dos chicos de al lado que también iban a Japón, aunque en otra ruta, y unas horillas de zzzzz llegamos a Narita. Por fin nos hallábamos en Japón!

Primera sensación "rara". Me sientía extranjero. Pero de narices. Salvo algún que otro occidental, a parte de mi compañero de viaje, no veía más que orientales por todos los lados. No está de más experimentar esa sensación, para entender como se siente una persona de rasgos físicos distintos a los tuyos en tu país. En fin, ya solo quedaba recoger la maleta y salir de allí. De momento se veía la información en japonés y en inglés, lo que tranquilizaba bastante. A la salida, nos encuentramos con la chica contratada por la agencia que nos iba a recoger y hacer de guía en nuestras primeras excursiones programadas. Se llamaba Megumi; resultó ser muy simpática y se la entendía bastante bien. Nos indicó que debíamos ir a canjear cuanto antes el Japan Rail Pass en la oficina de JR que hay en el propio aeropuerto. Este documento es una especie de bono que sólo pueden solicitar residentes fuera de japón, y que sirve para hacer viajes ilimitados durante un período determinado. Nos presentamos en la oficina y mientras Megumi retornaba al área de salida de pasajeros, para recoger a más gente, hicimos el trámite. Nos atendieron en inglés, y sin problemas, indicamos a partir de qué día queríamos que entrase en vigor el bono y nos lo hicieron en un periquete.

Como sabíamos que las siguientes personas en llegar a las que estaba esperando Megumi tardarían aún una hora y algo, dimos una minivuelta por la zona y nos fuimos a tomar un café. Y la primera en la frente, porque... tachán tachán... la chica del mostrador NO hablaba más que japonés. Yujuuuu!! Al final más o menos me hice entender entre signos, palabras sueltas y "capuccino" que es universal, pero fue curioso cuando menos. A la hora de pagar igual, te decía la cantidad y con un ojo la miraba y le decía que "ajá, sí, muy bien maja, pero no te he pillao ni jota" y con otro mirando la caja registradora a ver si ponía el número mágico. Ahora que me acuerdo me hace gracia, pero en el momento, ¡qué sofocón! jejeje

Al final llegaron el resto de personas del grupo y nos fuimos al autobús que nos llevaría hasta el hotel. Tras hora y media más o menos llegamos allí, al hotel Edoya que tiene pinta de ser un clásico, porque lo he visto ya en bastantes foros de viajes a Japón. El hotel bastante bien, no era gran cosa, pero las habitaciones eran más grandes de lo que cabía esperar, de hecho tenías dos partes claramente diferenciadas, el "salón" y el "dormitorio", amén del cuarto de baño/ducha. Y como estábamos en Japón no íbamos a alojarnos en una habitación occidental, no. Tenía que ser tradicional japonesa, con lo que fuera sillas y fuera camas. La verdad a mí se me hizo un poco incómodo el primer día, porque, hombre, sillas había, pero sin patas... tenías la parte del trasero y el respaldo y, a parte, un reposabrazo. Cuando pienso en que la postura verdaderamente tradicional es estar de rodillas... buuuf qué dolor ^^U. Y si no había camas, ¿dónde dormíamos? Pues en futones sobre el suelo. Una especie de saco y colcha, con una almohada rellena de arroz. Yo pensé al verlo "a la vuelta, traumatólogo", pero la verdad es que resultó bastante cómodo y no hubo que lamentar lesiones cervicales o similar jejeje.

A todo esto llegábamos con el famoso cambio de horario; recordemos que en Japón no hay cambio de hora por la brillante idea de ahorrar energía y tal, con lo que allí hasta hace poco eran 7 horas más que aquí. Vamos que teníamos un pelín de sueño, porque en el avión no es que se durmiese muy bien (y mira que soy marmota :P). Aún así, decidimos dejar todo guardadito en la habitación y lanzarnos a dar nuestro primer paseo por Tokyo. Cabe decir que el hotel esta situado muy cerca de lo que en Tokyo se conoce como el barrio electrónico, Akihabara. Así que decidimos dejarnos llevar y comprobar de qué iba aquello del "barrio electrónico". Total que andando llegamos a una espcie de calle muy larga y ancha, tipo gran vía o avenida, que estaba PLAGADA de edificios relacionados con la electrónica y sobre todo, el ocio electrónico. Tenías no tiendas, sino edificios enteros repletos de cachivaches varios, aunque no llegamos a ver nada fuera de lo común. Tenías ordenadores, cámaras, reproductores, consolas, electrodomésticos de todo tipo... A parte, había también edificios dedicados a la animación japonesa (a algunos os sonará Heidi, Marco, Mazinger Z... pues del pelo, pero claro, más moderno ^^U) Era entrar en uno, y descubrir que sólo estabas en la primera mitad de la primera planta de un edificio de 8 plantas. 8!!! Aquello era el paraíso para más de uno. Si querías un DVD, lo tenías. Un Cd de música, lo tenías. Una figurita, la tenías. Cualquier merchandising que puedas imaginar, por allí estaba. Había incluso una especie de mercado de segunda mano, donde podías encontrar auténticas joyas muy difíciles de encontrar hoy en día, como por ejemplo, juegos originales de la Nintendo del año de la pera (¿nos suena Super Mario Bros.? :P) Aquello fue tal shock, que apenas hicimos nada más que dar vueltas de pasada, ojeando y flipando a cada paso. Volvímos al hotel, encendimos el portátil y vimos que teníamos red. Navegamos un poco y después hicimos (hice) un poco el chorra con la cámara, grabando nuestras conversaciones en plan desvarío, que entre el sueño y el shock de Akihabara, no sabíamos ni por dónde nos daba el aire jejeje

Por cierto, que en el hotel dónde estábamos, teníamos a nuestra disposición un onsen, o baño termal. Éste en concreto estaba separado para hombres y mujeres, pero no siempre es así, los hay mixtos. La cosa es que tu llegas allí, hay una zona previa, en la que te duchas y tal y luego una bañera (más bien piscina, depende del hotel) más o menos grande con agua hirviendo. Bueno hirviendo no, pero es la sensación que te da cuando te metes la priemra vez, porque te sientes igual que los huevos cuando los van a cocer. Prefiero no pensar como se siente un huevo cuando lo van a cocer, pobrecillo. Aunque realmente los huevos cocidos están muy ricos. Uy, que se me va la cabeza ^^U Cabe destacar que al onsen se va en pelotas, con lo que a los más vergonzosos les puede suponer un mal trago la primera vez. La verdad es que tiene que ser un problema en uno mixto como a alguno se le active "calimero" en plan reflejo... qué peligro... jajajaja Bueno, que se me vuelve a ir, el caso es que una vez allí estás en la gloria, es de un relax total. Lo malo es que puede que os pase como a mí, que al poco tiempo empiezo a sudar como si estuviese recogiendo patatas en la huerta, y tengo que salir a refrigerarme un poco. Aún así resulta recomendable y desde aquí agradezco a Yrakso que me introdujese en el caliente maravilloso mundo de los onsen :D

Al día siguiente quisimos hacer una excursioncilla por varios sitios, pero al final sólo nos quedamos con uno, que fue Shinjuku. En mi defensa, he de decir que pasamos de despertador y demás gaitas y claro, el reloj biológico nos despertó a eso de las 11. En fin, que al menos algo de sueño recuperamos ^^U. Total que nos fuimos a Shinjuku. Para ello, dado que aún no podíamos usar el bono de JR, decidimos ir en metro. El bono de JR sólo sirve para los trenes digamos de cercanías y para los trenes bala de larga distancia, excepto uno, el Nozomi, que debe ser algo más rápido, cómodo, etc. La verdad es que el transporte en Japón es muy eficiente, puntual, limpio y tal, pero caro de narices. Un pequeño trayecto de digamos 5 kilómetros, con un billete sencillo de ida, te salía el metro unos 3 euros. Manda huevos. Lo bueno del bono, que podíamos pillar los trenes bala como decía, y ahí si que lo amortizabas, porque un billete sencillo en uno de esos bichos te podía salir por el módico precio de unos 120 euros al cambio. Casi nada, vamos. Bueno, a lo que iba, que fuimos a pillar el metro y la máquina expendedora... estaba en japonés... Existe una técnica milenaria prohibida para gente ya experimentada, profesional y eso, que se llama la técnica del "prueba y error". Pues no nos quedó más huevos (y vuelta a los huevos, no sé qué me ha dao XDDD) que hacer uso de ella. Lo malo fue que la primera vez no supimos acertar con las teclas y por lo pronto ya se nos había tragao un billetito. Así que mi apreciado compañero, como buen informático, se fijó en que al lado de lo que parecía un botoón de "ok", había otro, que el supuso de "cancelar". El botón en cuestión tenía impreso "call", con lo que la comedia estaba servida. En apenas 3 segundos, se presentó un japonés que parecía salido de Canción triste en Hill Street, con su corbata, trajecillo sin chaqueta y bisera y preguntando qué nos sucedía (eso daba a entender). El hombre se desvivió por entendernos, consiguió devolvernos el dinero introducido, hasta que mi compañero, que a partir de ahora será Yrakso, decidió que ya había visto sufrir bastante al pobre hombre y le espetó un "NOTHING!" que el hombre se lo tomó como si se lo hubiera dicho el sargento de hierro y desapareció ipso facto! jo pobrecillo... Poco a poco, nos enteramos de que la combinación ganadora para nuestro billete era: meter dinero, pulsar tipo billete (normal, bono diario, ?¿?¿, ?¿?¿?¿?¿?¿), pulsar cantidad de pasta (según distancia, marcas de cuanta pasta es el billete), pulsar tipo usuario (adulto, niño), pulsar número de billetes, dar cera y pulir cera. Ale, al metro se ha dicho.

Cuando llegamos a Shinjuku pudimos ver que prácticamente toda la zona son edificios bastante altos y modernos, y en algunos casos ya rascacielos, propiamente dichos. Las plantas inferiores, solían albergar centros comerciales y tampoco vimos gran cosa que nos llamase la atención. No es que no tuviésemos ganas, o curiosidad, es que el sitio tampoco daba mucho más de sí, y no te recorres tropecientosmil kilómetros para ver rascacielos y comercios. Por aquella zona estaba el Hyat Park que era el hotel dónde se rodaron algunas de las escenas de la película "Lost in translation". También estaba el rascacielos Shinjuku NS, que era de los pocos que te permitía acceder a las últimas plantas y obervar desde allí a través de un trozo de pared de sólo cristal, alguna que otra vista espectacular de Tokyo. Es muy bonito el megareloj de péndulo que tiene en el hall principal, digno de verse. Sinceramente no nos hizo mucha gracia Shinjuku, ya que todo era más de lo mismo, edificio mastodonte, planta baja con comercios. Nos fuimos un poco decepcionados. Lo único que a mí al menos me gustó como para volver, fue el parque central. Resultaba curioso como entre la maraña de edificios gigantes hay un parque enorme embebido. Un parque con sus banquitos, sus espacios abiertos de llanuras inmensas para tumbarte si quieres. Con estanques y puentecitos y carpas que por su tamaño podían pasar por primas de Godzilla (una especie de lagarto mutante, el equivalente a King Kong en Japón) Muy relajante, la verdad. Por cierto, había que pagar por entrar ^^U

Bueno, creo que este post ya me recuerda al pez globo en su fase de hinchado máximo y creo que habrá que trocear el relato, y aún así seguro que alguna cosilla me dejo ^^U. Nos leemos en el próximo post!

1 comentario:

Casiopea dijo...

Qué de cosas!!! No habría estado mal lo de fragmentarlo un poco jajajajajaja

Me alegro de que lo hayas pasado tan bien :)

Besos!!!!